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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Más respeto

Hace poco me llevé un fin de semana a mi santo a Barcelona, para que practicara catalán. Unos amigos nos contaron que el Ajuntament había aprobado una polémica ordenanza contra el incivismo, aumentando las multas por hacer pintadas, orinar en la calle o practicar el botellón (¿y si hacemos una ley sobre esto además de la del tabaco?) y prohibiendo la prostitución en la vía pública; también Madrid, por su parte, ha lanzado una potente campaña de publicidad contra todo esto. La verdad es que las dos ciudades, y tantas otras, necesitan una buena mano de civismo, de respeto ciudadano.

De Francia, mejor no hablar. En Nochevieja, en lugar de tomar las uvas, queman coches, y un centenar de vándalos, metidos por la policía en un tren para expulsarlos de la ciudad, asaltaron a los inocentes pasajeros, robándoles y sometiendo a varias mujeres a todo tipo de vejaciones.

El 11 de enero veíamos a Tony Blair manguera en ristre borrando unas pintadas como lanzamiento de su plan «contra el vandalismo», un problema muy serio en Gran Bretaña (aunque aquí se ha traducido como «contra el gamberrismo», y no es lo mismo). Su «Plan Respeto» contempla la posibilidad de sanciones para los padres cuyos hijos no vayan a la escuela y programas de reeducación obligatorios para las familias de los gamberros.

La campaña se ha planteado de forma positiva, para implantar unos valores, fortalecer el civismo y educar para la convivencia en sociedad. El logo que preside el plan de acción se compone de dos flechas en torno a la palabra respeto, que quieren decir: «sé respetuoso y tendrás respeto».

Tenemos derecho a vivir con tranquilidad, y aquí estamos a tiempo. No sólo hay una dejación en materia de civismo en el sistema educativo, sino sobre todo en las familias. Hay que educar en el respeto, fortalecer el civismo que es esencial para hablar de un estado de derechos, de todos, y de la idea de democracia.

En fin, no sé si los que queman contenedores aquí al lado lo hacen en euskera o en castellano. No sé si los que quemaron a la indigente («¿se nos fue la mano!») gritaban en español o en catalán cuando la veían arder hasta casi la muerte. Quiero pedir «más respeto» en todas las lenguas de esta vieja, discutida y maravillosa nación.

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Por Mayte CIRIZA

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