>

Blogs

Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Corleone de patio

Hace unos días asistí a un partido de fútbol entre dos equipos
escolares (en uno de ellos jugaba mi hijo mediano), en el que los
chicos jugaban con toda normalidad y el espectáculo estaba entre los
padres, que daban muestras, por decirlo suavemente, de poca
deportividad.

Más de una vez he asistido atónita, en plena Gran Vía, al bochorno de
ver cómo un conductor, con sus hijos pequeños en el coche a la hora de
ir al colegio, pita, insulta y hace todo tipo de aspavientos a otro,
casi siempre por alguna nimiedad. En los programas de televisión, los
guionistas conocen bien cómo los enfrentamientos, los insultos y la
violencia verbal ante las cámaras son los mejores medios para aumentar
la audiencia.

Y tragamos con todo, nadie les reprocha su comportamiento a los que dan
esos violentos ejemplos. Los adultos nos extrañamos, eso sí, del acoso
escolar, nos extrañamos de que el 75% de los estudiantes españoles
encuestados hayan presenciado un acto de violencia contra un compañero
(según un estudio reciente del Centro para el Estudio de la Violencia),
nos extrañamos de que pequeños matones habiten en los patios de
nuestros colegios. Se empieza por quitarle al más débil el bocata a la
hora del recreo y se acaba por grabar con el móvil una paliza, para
enviársela a los colegas de clase, como ha pasado hace poco en Valencia.

La culpa siempre la tienen otros. Pero tenemos que preguntarnos qué
estamos haciendo mal y en qué nos estamos equivocando. Para empezar. Y,
sobre todo, los padres. Muchos han renunciado a educar a sus hijos al
no poder o no querer dedicarles el esfuerzo y el tiempo que requiere.

Los profesores, por su parte, claman por más autoridad, respeto y
reconocimiento social. Y los niños están expuestos todo el día -y sin
crema protectora- a los valores tóxicos de esta sociedad: tener éxito
rápido y sin esfuerzo, competitividad pura y dura, o la obsesión por la
apariencia física. La escuela no es una burbuja en la sociedad, porque
precisamente los que más se empapan de todo son los niños.

En fin, al menos nos estamos concienciando y alguna cosa se está
haciendo en la escuela: normas claras, medidas legales y programas
preventivos y de reeducación. En La Rioja se ha puesto en marcha la
semana pasada un teléfono de ayuda (900.100.509) y un correo
electrónico (acosoescolar@larioja.org). Si te enteras de que hay un
pequeño Corleone en el patio del colegio, no seas cómplice, evita que
suceda, y avisa.

Temas

Por Mayte CIRIZA

Sobre el autor