
Mi hijo mediano cumplía 13 años la semana pasada y
no, todavía no tiene novia, pero la mayor parte de los mensajes de felicitación
que recibía en su móvil iba en esta línea: “WnasS wapiximoO!! FELICIDADS!!! K
tl? k t lo pass mu bn k t regaln muxss kss kiero k spas k tqeroO y k no perdams
nunca nuestra amstad. Wen wapo dw bsts tqmxooooO!! :-)”
Así se comunican chicas y chicos por el móvil o el
Messenger en Internet. La traducción aproximada sería: “Buenas guapísimo.
¡Felicidades!. ¿Qué tal estás? Deseo que te lo pases muy bien y que te regalen
muchos besos. Quiero que sepas que te quiero y espero que no perdamos nunca
nuestra amistad. Bueno, guapo, adiós, besitos, ¡te quiero muchoooooooo!”.
Los chavales son expresivos, no ocultan sus
emociones, tienen un lenguaje muy afectivo. En mis tiempos esto no era así, nos
costaba más manifestar el cariño y no teníamos móvil. Los mensajes del
ordenador están también llenos de lo que llaman emoticonos: :-), :-(, unos
símbolos que expresan los estados de ánimo. Me llama la atención que, más allá
de la gramática, hay una necesidad imperiosa de comunicarse y de diferenciarse.
La misma “llamada perdida” que se hacen, sin más, es
una manera de decirse “me acuerdo de ti”, “estoy contigo”, “¿qué haces?”. Es el
no va más: se comunican sin comunicarse. Los jóvenes necesitan escribir de
forma rápida y directa, economizando tiempo, adaptándose a la pequeña pantalla
del móvil, y necesitan relacionarse y expresar lo que sienten.
Los profesores alertan del empobrecimiento del
lenguaje, de que estropean su ortografía. Pero el problema no viene por
escribir así en el móvil, sino porque no leen lo suficiente, y porque no les
enseñamos a redactar. Ahí es donde tenemos que insistir mucho más, todos los
días. El móvil e Internet han cambiado
la forma de comunicarse, y no podemos ir en contra de los tiempos, pero lo que
no puede ser es que no sepan expresarse correctamente o que esto sustituya al
contacto personal y los aísle detrás de una pantalla.
Ambos lenguajes pueden convivir, lo importante es
saber cambiar de registro según las circunstancias y el interlocutor. Este
moderno dialecto de los mensajes de móvil cumple su función en la sociedad
actual. Una sociedad condenada a este peculiar bilingüismo, del que todos
empezamos a estar contagiados. Sin ir más lejos, el otro día, me vi
escribiéndole a mi santo al móvil para decirle que antes de ir a casa no se
olvidara de comprar patatas y cebollas para la cena: “N t lvides d cmprar ptats
i ceboyas ants dir a cas. Wapo bsts”.