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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Sexo por narices

Siempre nos habían dicho que el sexo estaba en el cerebro, pero ahora resulta que está en la nariz. Parece que hay que replantearse el comportamiento sexual de los mamíferos. Hasta ahora se pensaba que el sexo dependía de las hormonas, pero según demuestra un estudio hecho con ratones, depende de cómo ‘olemos’ las feromonas, esas sustancias que producen las glándulas sexuales para atraer a la posible pareja.

Esto es lo que publicaban esta semana varios medios nacionales, haciéndose eco de un estudio realizado por un equipo de investigadores de Harvard –por cierto, dirigidos por una mujer- recogido en la edición digital de Nature (http://www.nature.com/nature/journal/v448/n7154/full/448630b.html).

El órgano en cuestión se llama “vomeronasal”, está situado entre la nariz y la boca, y al manipular este órgano olfativo las hembras de ratón se comportaban sexualmente como machos y adoptaban el ritual masculino: intentaban montar por detrás, haciendo incluso movimientos pélvicos, se despreocupaban de la prole…

El olfato juega un papel más importante del que pensábamos en las relaciones sexuales. Detectamos aromas, olores o esencias que aumentan o disminuyen la atracción sexual, pero más allá de todo esto, ahora resulta que los propios comportamientos sexuales radican también en la nariz. Por eso, en el sexo, como en la vida, no dejemos que nos toquen las narices.

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Por Mayte CIRIZA

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