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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Adiós a la inocencia


Le han regalado a mi hija una Bratz. Se supone que es una muñeca para niñas pequeñas. Una muñeca regordeta, con cuerpo de niña, pero que va maquillada, lleva el pelo teñido de llamativos colores, zapatos de plataforma, bolsos, tatuajes y unos bikinis que alucinas. Con muñecas así no es de extrañar que las niñas de hoy en día pidan llevar top o incluso tanga, sin ni siquiera saber lo que significa ser sexy pero queriendo imitar esos modelos sexys. Queremos que las niñas parezcan mujeres (en cambio, las mujeres adultas persiguen después un aspecto aniñado). ¡Qué pena! La edad de la inocencia es la mejor etapa de la vida.

Tengo la sensación de que a los niños, sobre todo a las niñas, les estamos robando la infancia. La publicidad, las series y programas de televisión, las películas, la ropa, las revistas y la sociedad en general tratan a los niños como si fueran sexualmente adultos y ponen el énfasis en el atractivo sexual. Nos inundan los programas de televisión en los que las niñas se maquillan, se visten, se expresan, cantan y bailan como si fueran estrellas adultas de la pantalla. Parece que el mostrarse sexy es lo más importante para una niña o una adolescente, y esto hace que pongan la base de su autoestima en lo explosivas que vayan. Cada vez se hace más corta la niñez y en cambio no mejoramos la educación sexual de nuestros niños y adolescentes.

Mi santo se empeñó en llevar a nuestros hijos a ver “Pequeña Miss Sunshine” (si no has visto la película, alquílala en el videoclub). En ella se ofrece una parodia genial de todo este mundo de erotización temprana de las niñas, centrada en los surrealistas y casposos concursos de belleza. ¿Qué modelo femenino estamos inculcando? El del atractivo sexual para ser valiosa, de forma que se marca lo femenino en los comportamientos débiles y en la sumisión.

Los profesores no pintan nada, los padres no decimos que no a nada, la televisión y la publicidad se han convertido en los grandes “educadores”. El esquema mental es que, si se anuncia, si se publicita, es que está bien; si esos roles femeninos salen en la tele, es que están bien. Por no hablar de los modelos mediáticos: desde Britney Spears hasta Paris Hilton, la exaltación de la estupidez, el impacto de lo escandaloso, las conductas amorales como nuevas virtudes públicas, la trivialización de la sexualidad.

Y así seguimos hasta que dos casos nos estallan, los de las dos niñas de 11 y 13 años embarazadas en León y Barcelona. Casos que nos han sobrecogido, y que ponen de manifiesto un problema real de este país: tenemos el récord de Europa de embarazos en adolescentes, nada menos que 23.000 al año. Entre tanto ruido político, entre tantas discusiones inútiles, la noticia que no se publica es que cada día 63 menores de 18 años se quedan embarazadas en España. A veces niñas que tenían que estar jugando con muñecas y que acaban convertidas en una muñeca rota. Niñas que han tenido que decir demasiado pronto adiós a la inocencia.

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Por Mayte CIRIZA

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