Que estamos en crisis se nota hasta en los divorcios, que han bajado por primera vez después de la ley de 1981. Hasta ahora había un repunte de las separaciones en septiembre y después de Navidades. Ya se sabe que estar juntos en verano es terrible, es cuando la pareja se da cuenta de que no se aguanta, de que tantas horas juntos no hay quien lo soporte. Y es que durante el resto del año cada uno va a lo suyo, no hay tiempo para planes de pareja y no se dan cuenta de que la relación no funciona. Las Navidades tienen el agravante de las comidas y cenas de Navidad con la familia de la otra parte de la pareja que, ya se sabe, es insufrible. Pues bien, en el primer trimestre de este año ha habido casi un 18% menos de rupturas matrimoniales que en el mismo período del año pasado, y en todo 2007 un 7% menos que en 2006.

Ahora, con la crisis, baja la Bolsa y bajan los divorcios. Se destruye empleo, pero no se destruyen tantos matrimonios. Claro, el divorcio siempre empobrece a los miembros de la pareja, y con la que está cayendo, ¿quién vende el piso común o el apartamento de la playa? No hay dinero que repartir porque no hay quien lo venda.

No es que estemos con la calculadora en la mano cuando se inicia una relación o cuando se vive en pareja, pero vivir juntos es más barato que vivir solos y por eso la crisis económica afecta a la decisión de separarse. Habrá que ver qué pasa con esos matrimonios que en otra situación económica se habrían separado, porque tener que pagar juntos la hipoteca no quiere decir que renazca la pasión ni que se recupere una relación sentimental.

Otra cuestión que me llama la atención es cómo la crisis parece haber mejorado la salud de los españoles, porque ahora hay menos absentismo laboral. Lo que antes tardaba una semana en curarse, ahora sólo nos ha hecho pasar una mala noche. Da la impresión de que cuando le vemos las orejas al lobo del desempleo, nos ataca menos el virus de no ir a trabajar, y lo que antes a muchos les impedía acudir a su puesto de trabajo, ahora no es obstáculo para que den el callo.

Y, por cierto, baja la Bolsa y baja también la bolsa de la basura. Consumimos menos y por tanto tiramos menos de todo; de hecho, han descendido los residuos recogidos en agosto más del 5%. Todo se aprovecha más, y las sobras, que hasta ahora iban al cubo de la basura, ahora se guardan para el día siguiente. Ya no tiramos tanto, se aprovechan los restos de la comida y, sin ir más lejos, se hacen más croquetas. Las croquetas no están en crisis, y si no, que se lo pregunten a la Puri, aunque le hayan retirado el anuncio. Y todo, por la crisis.