El ratón del ordenador es una prolongación de sus dedos y el móvil, un órgano más de su cuerpo. Han nacido no con un pan, sino con un ratón de ordenador debajo del brazo: son
El ordenador es su medio natural y su conexión con el mundo. Yo esto lo vivo muy de cerca. Cuando les digo a mis hijos que se aíslan al estar tanto tiempo con el ordenador, me dicen que más aislado se está leyendo un libro o viendo la tele. Y es que para ellos Internet es la manera de hablar con los amigos, de quedar, de relacionarse, de contarse lo que hacen, de enterarse de la vida de los demás… y todo en tiempo real.
La verdad es que esto que se ha dado en llamar las redes sociales en Internet no son un obstáculo para sus relaciones personales, porque los chavales se siguen viendo y quedando y saliendo como siempre se ha hecho. Incluso están más en contacto que nunca, porque cuando dejan de verse, están en comunicación a través del ordenador; de hecho, el 83% de los jóvenes tiene una cuenta en alguna de estas redes sociales.
La fórmula que triunfa y que arrasa entre los jóvenes españoles es el Tuenti, -abreviatura de “Tu entidad”-: tiene un tráfico mensual de 2 millones de páginas vistas. ¡Casi nada! Es una plataforma en la que cada uno pone su perfil, fotos, vídeos, textos, etc., un canal de comunicación interactiva donde pueden comentar su propia página y las de sus amigos, y a las que sólo se puede acceder con invitación –sólo te visita quien tú quieres-. Por eso los usuarios no necesitan falsas identidades, y la mayoría lo hacen con su nombre y apellidos. Se parece a Facebook, pero es más lúdico y más sencillo. Ahí vuelcan su vida diaria. Su identidad está en la red, su identidad es la red. Por eso tienen que estar conectados todo el tiempo. Si no, se sienten perdidos, es como si perdieran su identidad.
En cuanto al móvil, según el reciente Informe Juventud 2008, el 96% de los jóvenes lo tiene, pero no se comunican tanto por el móvil como por el ordenador. Lo malo es que todo esto lo hacen mientras estudian, con la excusa de que necesitan el ordenador o Internet para hacer el trabajo (o que el profesor ha colgado en Internet los apuntes, algo cada vez más extendido en la Universidad), y tener encendida la pantalla es lo normal en la mesa de estudio. Lo hacen todo a la vez, y esto les quita –claro está- capacidad de concentración y de reflexión, y se hacen más dispersos. Les llaman la generación multitarea. Lo tienen y lo ven todo en una pantalla que les hipnotiza durante horas cada día. Tan absortos les tienen las distintas pantallas, en especial la del ordenador, que a veces el único signo de que aún están ahí, de que siguen vivos, es el leve latido del ratón: clic, clic.
