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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Los buenos tratos

Son ésos que suelen estar de mala leche, cabreados, amargados, que hablan con mal tono si es que te hablan. Es ese vecino que gruñe algo entre dientes en lugar de saludar cuando te lo cruzas al salir del portal; aquel funcionario al que le presentas los papeles que hay que tramitar y te perdona literalmente la vida por cogerlos, sin levantar la vista siquiera de la mesa, ¡y pobre de ti como te falte un papel!; esa cajera de supermercado que pasa la compra con desidia y que, por supuesto, no te ayuda a meter la compra en las bolsas aunque no tenga otro pito que tocar. Es también ese camarero que te sirve tu consumición de muy “mal café”.

Pero el no va más de la falta de amabilidad se da al volante: cada día experimento que muchos prefieren morir a ceder el paso mientras uno conduce o a permitir que otro cambie de carril. Incluso los hay que te pitan furiosamente cuando tienes un gesto de amabilidad con otro conductor. La mala educación, la irritabilidad, los malos modos, las malas maneras son especialmente frecuentes al volante. Para nota es también la chulería de más de un policía local.

A todos nos ha pasado más de una vez tener que aguantar la desgana, el desinterés o la mala leche en una ventanilla o en una oficina de información, hay algunos que parece que les quitan un brazo si son amables o tienen que sonreír. Si son así en una tienda, con no entrar más se soluciona, pero en la administración no hay competencia, y se aprovechan de ello. El funcionario está para facilitarle la vida al ciudadano que acude a la administración, y cualquier trámite es más llevadero si se hace con una palabra amable o con buen tono. Muchas veces la clave está en un tono amable. En Italia han propuesto una ley que obligue a los funcionarios a ser amables en su trabajo de cara al público, “tienen que ser considerados como clientes y, por tanto, recibir servicios de calidad”. Me temo que por ley no se puede obligar a poner buena cara, pero no está mal que en la administración funcionen la cortesía, la amabilidad y la disponibilidad.

En general, en nuestra sociedad, todavía quedan demasiados perdonavidas y bordes por ahí que creen que son menos respetables si tienen un gesto o una palabra amable. La propia expresión de “buenos modales” está mal vista, incluso parece cursi o repipi, como si fuera algo a evitar.

Cortesía, amabilidad, buenos modales, son esas cosas que facilitan la convivencia y hacen más llevadero el día a día, que bastante complicada es la vida. No sólo hay que seguir combatiendo los malos tratos, habría que hacer algo como en Italia para favorecer en el día a día los buenos tratos.

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Por Mayte CIRIZA

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diciembre 2009
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