
Siempre me equivoco cuando pienso que lo he visto todo, cuando creo que ya nada me puede sorprender. Cada vez tengo más claro que la realidad supera a la ficción. Por otra parte, estamos ya acostumbrados en la prensa o en los telediarios a las malas noticias. Casi todo trata de desgracias, dramas, miseria, guerras y desastres naturales o económicos. Por eso se agradece especialmente esa noticia en un rincón del periódico que te arranca una sonrisa por la mañana.
Y a recopilar esas noticias se ha dedicado el periodista Sebastián Maspons, en su libro “Increíble pero cierto”, en el que se recogen titulares de la prensa internacional que parecen increíbles, pero son verdad. Este tipo de noticias son una buena cura contra el estrés y la tensión que nos producen las otras noticias y La Crisis.
Una pequeña muestra de las noticias señaladas en el libro puede ser: “Una mujer iraní parió una rana”. La mujer nadaba en una charca y un renacuajo le entró por donde no debía. Creció, y al ir al médico con molestias, resultó ser rana. Lo mejor es el comentario final del periódico: “la mujer tiene, además de la rana, otros dos hijos”.
O la de “Confunden a un policía con un stripper y tratan de desnudarlo”. Al acudir un policía israelí bastante cachas a una casa de Jerusalén donde se celebraba una fiesta de mujeres, avisado por los vecinos a causa del ruido de la fiesta, las mujeres –que habían pedido un “stripper” vestido de policía- le desnudaron, a pesar de que el policía mostraba repetidamente su placa y reivindicaba su autenticidad.
Hay que tener cuidado al sentarse en un inodoro: “Hospitalizado un hombre con un váter pegado a las nalgas” en Estados Unidos, donde un hombre de 57 años no pudo levantarse de la taza de un váter a la que unos gamberros habían dado cola de contacto a tope.
De robos hay varios titulares antológicos: “El ladrón se quedó dormido en el lugar del robo”, ya que mezcló los antidepresivos que tomaba con alcohol para envalentonarse; o el que eligió el lugar equivocado para su atraco: “Hospitalizado por intentar robar en una academia de karatecas”.
Las hay angustiosas, como “Un piloto de avión va al baño y no puede volver a la cabina”. Podemos imaginar a los pasajeros de ese vuelo en Canadá mientras veían a la tripulación desmontando la puerta del aseo para que el piloto volviera a su puesto mientras llegaba el momento del aterrizaje.
No sé si alguna seguirá el ejemplo de esa mujer alemana que “Llama a la policía alegando que su marido no la satisface en la cama”. Espero, en cambio, que no se parezcan al marido británico al que “Su mujer no le hace la cena y llama a la policía”. Y que no sigan el ejemplo de ese “Gallego roba un tractor para salir de copas”. Detenido por la Guardia Civil, además del tractor robado, no tenía carné y estaba borracho.
Por mucho que nos imaginemos situaciones, por mucho que inventemos historias, al final la realidad es más inverosímil que todo lo que podamos imaginar. Pero esto, precisamente, hace de la vida cualquier cosa menos aburrida. Y es que ésa es una de las genialidades de las personas: que somos capaces, también en positivo, de hacer cosas increíbles, pero ciertas.