Dormimos poco, y dormir poco agota física y mentalmente. Para colmo, dormir poco engorda, “como lo oyes”, aumenta el riesgo de obesidad y hasta de depresión. En España se duerme menos que en el resto de los países de Europa, nos acostamos más tarde y empezamos el día, más o menos, a la misma hora. Esto trae como consecuencia que somos menos productivos, que rendimos menos en el trabajo y somos más propensos a los accidentes laborales. Y demuestra que todavía tenemos que mejorar en calidad de vida en nuestro país, porque uno de los signos de la calida de vida es la calidad del sueño.

Además de pocas horas de media, parece que últimamente se duerme mal, hay más insomnio: según un estudio reciente de una sociedad médica española, una de las consecuencias de La Crisis es que nos quita el sueño, porque hay más españoles con insomnio y han crecido las consultas a los especialistas por trastornos del sueño: nada más y nada menos que el 54 % de las españoles toman algún tipo de pastillas para dormir. El estrés es una de las principales causas de insomnio, y con la que está cayendo estamos más estresados. La pesadilla diurna y nocturna de La Crisis.

Son varios los tipos de insomnio, hay a quien le cuesta dormirse porque no desconecta, hay quien se despierta varias veces a lo largo de la noche o quien se despierta demasiado pronto por la mañana. Lo recomendable es dormir entre siete y ocho horas al día. Y en cualquier caso es más reparador dormir cuatro horas seguidas que muchas y salpicadas a lo largo de la noche.

Entre los adolescentes la cosa es especialmente grave. Tienen tantas cosas a las que atender, tantos estímulos externos –videojuegos, series de televisión, tuenti, facebook, por supuesto salir por la noche…- que todos los días le restan horas al sueño. Eso baja su capacidad de concentración y su rendimiento académico. De hecho, la falta de horas de sueño provoca más cambios de humor en los adolescentes que sus hormonas en ebullición.

Hay todo un mundo de sociedades médicas, revistas y páginas web relacionadas con el sueño. Recientemente, una de las más reconocidas, la revista “Sleep”, daba a conocer un estudio según el cual cuando a lo largo de la semana se duerme poco, al cerebro no le da tiempo de recuperarse aunque del sábado al domingo te hartes de dormir: por mucho que se duerma un día –una noche- no basta para compensar una semana con pocas horas de sueño. Es decir, que el déficit de sueño no se puede recuperar de una sola vez.

Dormimos más o menos un tercio de nuestra vida y está probado que si dormimos menos de esas horas diarias, los años de vida se acortan. Es decir, que no por dormir menos el día ni la vida son más largos. Así que hay que aprovechar para que las vacaciones sean no sólo de ensueño, sino también de sueño.