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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Con perdón

Vivimos en la era del “reality show” y todavía no somos conscientes de hasta qué punto estos programas están influyendo en nuestras actitudes y comportamientos, tanto personales como sociales. Asumimos casi como normal que se haga público lo que hasta hace poco pertenecía a la vida privada de cada uno. Emociones, sentimientos, discusiones de pareja, broncas familiares, infidelidades, historias anónimas, todo se airea en la tele, en programas que cuentan, además, con la máxima audiencia.

Últimamente estamos asistiendo a un auténtico “reality show”, a propósito del ‘perdón sí’ o ‘perdón no’ de las víctimas del terrorismo a los terroristas. El perdón es algo estrictamente personal. El hecho de que una víctima perdone, o no, al asesino de su ser querido está en el ámbito de la moral personal.

Perdonar no es justificar, ni excusar, ni aceptar, ni olvidar. No es nada de eso. El perdón es una respuesta moral, que pertenece a la esfera íntima, que sólo cada uno puede hacer, es un regalo que uno se hace a sí mismo y a quien perdona. Y que, si quiere, lo cuenta uno o no. Perdonar es el paso del dolor o del odio a la compasión. Pero el perdón no quita el mal que se ha cometido ni suprime la responsabilidad del acto realizado. En general, nuestro país es poco dado a perdonar, algo que llama la atención siendo como somos un país de cultura católica. Y eso que nada hay más reconfortante que ser capaz de perdonar, y lo digo por experiencia.

Por eso me espanta este “reality show” que se está montado, y lo que es peor, alentado incluso desde las instituciones. Allá cada uno si perdona o no, en cualquier caso por un lado va el perdón personal y por otro tiene que ir la justicia, son planos distintos, y se están mezclando y confundiendo (otra cosa es el perdón social, el indulto o los beneficios penitenciarios).

Y lo que no se puede hacer es presionar a las víctimas del terrorismo para que tengan que pronunciarse públicamente sobre el perdón. Sólo ha faltado en estas últimas semanas juntar en un plató de televisión a la víctima y al terrorista. Las víctimas del terrorismo son nuestros héroes morales, los mártires de la democracia y la libertad. Es imposible ponernos en su lugar. Es imposible sentir lo que sienten sus familiares ante el asesinato de su marido, de su esposa, de su hijo, de su hermano, de su padre o de su madre. Es imposible comprender tanto dolor. Por eso el perdón es suyo. Que se quiera hacer este “reality show” con la víctimas de los terroristas, televisándonos su perdón o su no perdón, me parece indecente. Con perdón.

 

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Por Mayte CIRIZA

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junio 2012
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