“Saldremos adelante con el cuchillo en la boca, y con una sonrisa”, ha dicho el Rey a los periodistas españoles que cubrían el reciente viaje a la India, con un montón de empresarios, para vender la marca España, que falta nos hace. Y no puedo estar más de acuerdo. Si queremos salir adelante, tenemos que pelearlo (de ahí la expresión de “con el cuchillo en la boca”, referido a las negociaciones europeas, y tener la fe en nosotros mismos de que podemos conseguirlo).
También coincido con lo de que “desde fuera el país se ve mejor, desde dentro todo son penas”. Y es que seguimos siendo una de las grandes economías del mundo, y tenemos capacidad y base suficiente para superar la crisis. Pero estamos en una espiral de pesimismo apocalíptico y negativismo que no nos lleva a ninguna parte.
Es el momento del esfuerzo y de la responsabilidad. Sobre todo de asumir la propia responsabilidad, es el momento de dejar de echar la culpa de todo a los demás. Es el momento de asumir que hemos gastado lo que no teníamos, por eso debemos más de 3 billones de euros entre deuda pública y privada (mucho más que el PIB de España) y que, por tanto, somos más pobres y tenemos que trabajar duramente para recuperarnos. La Unión Europea nos tiene que ayudar, por supuesto, pero tenemos que empezar ayudándonos nosotros mismos.
Decía también el Rey que “muchas veces los españoles nos metemos el cuchillo”, no sé si pensando en el lío independentista de Cataluña o en la huelga general, o en todo a la vez. Y es que cuando más unidos tenemos que estar, es cuando “nos metemos el cuchillo”.
Hay muchos, sobrados motivos para el cabreo, pero sobre todo por parte de quienes no tienen trabajo. El gran drama de este país es el del paro. El drama es el de quien no puede trabajar. Es una faena, pero no es un drama no cobrar la paga extra de Navidad, o pagar un poco más por las medicinas, o tener dos niños más en clase, o que los funcionarios no tengan moscosos (en la empresa privada no los hay y el puesto de trabajo no es fijo). El verdadero drama, el auténtico escándalo, es necesitar trabajar y no poder hacerlo. No podemos resignarnos a convivir con esta cifra de parados.
Desde luego, como no vamos a salir de esta situación es dando panfletos a los niños para que no vayan a clase o impidiendo los padres que sus hijos asistan al colegio, y menos aún, convocando huelgas generales. Es el momento de la solidaridad con los que no tienen trabajo, es el momento del compromiso con el país para pagar unas deudas que se nos comen el presupuesto, es el momento de creer en nosotros mismos. Más que nunca, es el momento de la responsabilidad.