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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Sí, se puede

 “Prohibido hablar de la cosa”. Me cuenta mi santo que vio en un bar un cartel en el venía esa frase y al preguntar a qué se refería, le contestaron que el comentario generalizado al pedir algo en la barra era “¡cómo está la cosa!” referido a la situación económica del país, en tono fatalista y más que de queja, de desesperación. Hartos de ello, los del bar, decidieron poner esa frase para ver si así conseguían levantar el ánimo de la clientela (y, de paso, estimular un poco el consumo).

“Con la que está cayendo”, “no sé qué va a ser esto”, “no levantamos cabeza”, “de esta no salimos”, “esto no tiene arreglo”. “adónde vamos a parar” y expresiones parecidas están en todas las conversaciones, incluso sobre las cosas más triviales. Este estado de ánimo, este fatalismo, lo impregna todo y parece haberse apoderado de todos nosotros.

Por si fuera poco la crisis, los casos de corrupción acaban por minar la confianza de los ciudadanos. Desconfianza en todo, en los políticos, en las instituciones, en la economía. Todo se comprueba en la última encuesta del CIS que refleja, nuevamente, el pesimismo tremendo en nuestro país, no ya ante la actual situación, sino ante las perspectivas de futuro y las posibilidades de que salgamos adelante.

No digo que haya que engañarse y pensar que estamos bien si no lo estamos, pero desde luego no vamos a salir si nos dejamos llevar por el tremendismo y el pesimismo que nos atenaza y nos paraliza. Si hay una buena noticia no hacemos ni caso y seguimos poniendo la lupa en lo negativo.

Todos nos sabemos el número de parados que hay (una cifra dura y terrible), pero ¿sabemos cuántos españoles hay trabajando? (por cierto, 17 millones). Hace unos meses estábamos atemorizados por el rescate, pero ahora que se ha descartado con un gran esfuerzo por parte de todos, parece que no lo valoramos. Nuestro sector exterior crece cada vez más y nuestras exportaciones van como un tiro; el turismo bate récords de visitantes y de ingresos; la inversión industrial vuelve a España, la bolsa sube, la prima de riesgo baja, se corrige el déficit público, las empresas y familias adelgazan la deuda, se encarrila la reestructuración bancaria…pero no hacemos caso a estas señales.

Es cierto que todo ello todavía no se percibe en las economías domésticas, pero hay motivos para la esperanza, para creer que vamos a salir de esta situación, para trabajar con el horizonte de la recuperación. No se trata de optimismo sin más, sino de confiar en nosotros mismos, de pensar que somos capaces. Escucho en la tele el grito de “sí, se puede”, en muchos campos de fútbol y acontecimientos deportivos, y me pregunto por qué no nos lo decimos colectivamente, pensando que de esta vamos a salir. A ver si un día de estos me cuentan que han visto en un bar, junto a “prohibido hablar de la cosa”, el cartel de “sí, se puede”.

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Por Mayte CIRIZA

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julio 2013
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