Bungalows. Lo leíamos hace unos días en este nuestro periódico, más de 50 campings han ofrecido estancias gratuitas en bungalows a familias en paro este verano. Tienen que llevar, como mínimo, un año en situación de desempleo y que en la familia haya un menor de 14 años. Participan campings de toda España, y en La Rioja los de Haro, Navarrete y Bañares (sólo por esto ya los recomiendo).

Uniformes. En un pueblo de Valencia, La Pobla de Vallbona, el Ayuntamiento ha promovido un “banco de uniformes” para el próximo curso escolar, de manera que se donarán y solicitarán los uniformes y chándales de todos los colegios del pueblo. Al margen de los Ayuntamientos, muchos colegios  están haciendo ya el “banco de uniformes” por su cuenta.

Libros de texto. En Callosa de Segura, en Alicante, han creado también un “banco de libros de texto” para el intercambio de libros entre sus vecinos. Lo puso en marcha un vecino del pueblo a través de Internet y ahora participan familias de toda España.

Café pendiente. Unas 100 cafeterías españolas ofrecen este servicio en el que dejas pagado un café para que sea servido a una persona que no puede permitírselo y necesite disfrutar de un rato agradable. También han empezado ahora con la red de bocadillos pagados para quienes no pueden pagárselos.

Podría seguir así, con muchos más ejemplos, por no referirme a los Bancos de Alimentos y a otras iniciativas solidarias muy conocidas y consolidadas. En estos tiempos de crisis, una de las cosas que no está en crisis es la solidaridad. Precisamente ha sido lo contrario, es decir, el egoísmo, la codicia, la falta de compromiso ciudadano, la falta de compasión y de valores, lo que nos ha llevado a esta situación.

Libertad, igualdad y fraternidad. De las tres palabras mágicas de la Revolución Francesa la más olvidada y menos reivindicada ha sido esta última. Según el diccionario, fraternidad es la amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales, ¡casi nada! Pero fraternidad es también ampliar al conjunto de la sociedad los buenos sentimientos y las buenas acciones que reservamos sólo para nuestro círculo más cercano: la familia y los amigos.

La fraternidad es algo que nos une, y no debería ser una opción, sino que hay que entenderla como una obligación moral y ciudadana. Además, compartir lo que tienes y lo que eres, nos hace mejores.

Nadie cuestiona la libertad, aunque tenemos que estar siempre muy vigilantes para protegerla. Nadie cuestiona la igualdad, aunque todavía nos quede mucho camino por recorrer. Espero que cuando salgamos de la crisis no se nos olvide que si pudimos atravesarla y superarla fue gracias a la fraternidad.