Escuchaba a mi hija y sus amigas (que están en la adolescencia de los dieciséis años) hablar de las series de televisión en esta nueva temporada, sobre cuáles se van a estrenar, las que ya están emitiéndose, las que van a seguir y las que no. Al margen del contenido de las mismas, pensaba al escucharlas que las series empiezan muy tarde por la noche, teniendo en cuenta que a las 7 se tienen que levantar para ir a clase y necesitan descansar para estar despejadas y atender.

No hay más que ir a la programación que figura en las páginas finales de este periódico para comprobar que no solo las series, sino las películas o los programas de más tirón –eso que llaman “prime time”- comienzan en torno a las 10 de la noche, así que hasta pasadas las 12 no se van a la cama sus espectadores. En realidad, vivimos los horarios de la tele. Al llegar a casa quien más quien menos enciende la tele para relajarse y desconectar, y a ver quién es la guapa que una vez que te has enganchado a la película que ponen o a la serie que te gusta, tiene la fuerza de voluntad de levantarse, dejarlo a medias grabándolo para otro día y marcharse a dormir.

Estos días se podía leer en la prensa que hay una Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios en España y que ha pedido, sabiamente, que se adelante el horario de emisión de los programas más vistos por la noche. Los de las teles dicen que ellos cambiarían los horarios, pero que como llegamos tan tarde a casa, esas horas, de 10 a 11.30 de la noche, son las de mayor consumo. Nunca he entendido por qué en España se acaba de trabajar tan tarde, y por qué se hace una pausa tan larga al mediodía. Somos el país de Europa que menos duerme, el que más horas pasa en el trabajo y el menos productivo. ¿No decimos que una de las claves para salir de la crisis es nuestra productividad? Pues si queremos mejorar nuestra productividad, entre otras cosas, tendremos que dormir más.

No es cuestión solo de productividad, sino de nuestra propia salud. Dormir es tan importante como comer. Dormir menos de lo que debemos nos hace más irritables, nos cuesta más concentrarnos y hace que seamos menos eficientes. Dormir poco o mal acorta la vida. Para los estudiantes es especialmente importante dormir lo que deben porque si no, se dificulta el aprendizaje y la fijación de recuerdos. Siempre le he escuchado a mi madre, que es maestra, decirme eso de que “lección dormida, lección aprendida”, algo que he ido comprobando con el tiempo. Y por si esto no fuera suficiente, si duermes poco tienes mala cara, ojeras y te falta energía y sentido del humor.

Los de las teles dicen que los hábitos no se pueden cambiar por decreto  y que ellos emiten las series cuando se van a ver. Pero ¿no será que las vemos cuando las emiten? En fin, les dejo, que es lunes por la noche y tengo algo muy importante que hacer, algo que llevo esperando todo el día, no me la pierdo, va a empezar en la tele una de mis series favoritas.