En La Rioja no hay tranvía, tampoco tenemos metro, como canta la jota, tampoco tenemos playa, ni Corte Inglés, y todavía no llega el AVE, pero aún sin todo eso y mucho más somos los más felices de España. Eso dice al menos, una encuesta que se ha hecho pública la semana pasada, según la cual estamos los primeros en el ránking nacional de felicidad, después están los vascos, aragoneses y cántabros, siendo los más infelices los gallegos, asturianos y en último lugar los catalanes.
Por cierto, que el mismo jueves de la semana pasada se hacía público el estudio de la Asociación Civismo, según el cual los riojanos somos los que menos días tenemos que trabajar al año para pagar impuestos, y los catalanes los que más. No sé si esto tendrá algo que ver, pero me pareció una curiosa coincidencia. En cualquier caso, nos fijamos mucho en indicadores económicos y en cuestiones materiales, pero la felicidad no se tiene solo por eso. En la vida hay más cosas que el PIB y que la renta per cápita, aunque está claro que sin una buena renta es más complicado ser feliz. Generalmente, medimos todo excepto lo que de verdad hace que la vida merezca la pena.
La felicidad hay que currársela, no viene dada. Tenemos que ser capaces de crear entornos acogedores, para ello son necesarios, claro está, unos servicios sociales, educativos y sanitarios de calidad, y, por supuesto, que haya empleo; pero también hay que tener la actitud personal, el empeño vital de ser feliz. Hace unos 500 años escribió Erasmo de Rotterdam que la felicidad es “querer ser lo que uno ya es”, es decir, querer lo que uno hace, no hacer lo que uno quiere. Este indicador no lo recogen los análisis económicos.
También es fundamental la interacción social, y en La Rioja somos, como decimos por aquí, muy “roceros”. La felicidad es un estado de ánimo y, -eso sí- teniendo salud, es saber disfrutar de la familia, de los amigos, de una buena conversación, de un buen vino, en fin, de lo que nos sienta bien y nos hace vida más agradable. Me hace gracia uno de los vídeos de la última campaña de publicidad para promocionar La Rioja como destino turístico, en el que se dice “preguntar a un riojano dónde comprar un buen vino y que te contesten ocho”, “brindar con un desconocido y que te cuente cómo ir donde los turistas no llegan”.
Esta estupenda campaña de publicidad lleva como título “Viajar a la riojana”. Después de esta encuesta parece claro que no solo es recomendable viajar a la riojana, sino vivir a la riojana.
