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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Vaya pinta, cámbiate

“Tú no sales así de casa”, “tápate ese escote, vaya pinta que llevas”, “haces el ridículo, no me gusta que te miren”, “ni se te ocurra salir así vestida”. Estas y otras frases parecidas no pertenecen a tiempos pasados, qué va, las siguen diciendo miles de chicos cada día a sus novias y les parecen tan normales.
Hace unos días se presentaba el estudio “Percepción social de la violencia de género en la adolescencia y juventud”, realizado por el CIS. Refleja que uno de cada tres jóvenes de entre 15 y 29 años considera “aceptable” controlar los horarios de la pareja, no permitir que la pareja trabaje o estudie, o decirle lo que puede o no puede hacer.
Si alguien creía que hemos avanzado en igualdad, está muy equivocado. Llama la atención que los jóvenes no consideren que el control excesivo de la pareja es una forma de violencia. Saben que dar una bofetada es violencia, pero no asumen que lo sea el imponer a su novia cómo tiene que ir vestida o el que le tenga que dar cuenta de dónde y con quién está en cada momento. No es que no lo consideren violencia, es que lo consideran ¡una muestra de amor! Y lo peor de todo es que son ellas, las propias chicas, las que piensan que sus novios se “preocupan” por ellas cuando las controlan de esta forma, y les parece bien que sus chicos les lean los mensajes y revisen sus llamadas del móvil.
Las jóvenes rechazan la violencia física, hasta ahí podíamos llegar, pero no identifican la “violencia de control”. No saben diferenciar el control machista del interés que puede tener un chico por ellas. Por increíble que parezca, las adolescentes de ahora están más expuestas al machismo de lo que lo estuvo mi generación.
Algo estaremos haciendo mal cuando esto sucede entre nuestros jóvenes. Los estereotipos machistas de control se siguen dando en la sociedad, en las familias, sobre todo en la televisión (donde se educan de verdad). Tres de cada cuatro jóvenes han escuchado de sus mayores que “los celos son una expresión de amor”. Una relación sana se basa en la confianza mutua y tu pareja no tiene derecho a controlar tu vida.
Con las nuevas tecnologías hay más posibilidades de control hacia ellas, y lo peor es que un elevado porcentaje se sienten cómodas en ese papel de sumisas. ¿Cómo inculcar el sentido de la dignidad y de saber cuidar de sí mismas? Aunque parezca mentira, nuestras chicas no asimilan que si tu chico te controla, no te quiere, te humilla, y que los celos no son románticos. Una chica no es propiedad de su novio. El pasado fin de semana celebrábamos San Valentín, el día de los enamorados. Una buena campaña para ese día sería conseguir que los jóvenes tuvieran claro que amor y control no son lo mismo, que él no la quiere si le dice “vaya pinta llevas, cámbiate”.

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Por Mayte CIRIZA

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