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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

De cabeza


Los implantes han mejorado la vida a muchas personas. Bueno, es que se la han cambiado completamente. Primero se implantaron dientes, luego unos dedos, más tarde una mano, un brazo, después una pierna, y se han llegado a implantar las dos. A un chaval de Fuenmayor, hijo de unos amigos, le han implantado su propia oreja -arrancada por un caballo- después de tenerla durante una temporada injertada…en la tripa.
El no va más me parecía el implante de cara, porque resulta un cambio de identidad, supone acostumbrarse psicológicamente a que se es otra persona. Pero todo queda superado por el anuncio de un neurocirujano italiano, Sergio Canavero, que declara que ya es posible trasplantar la cabeza a otro cuerpo. Por cierto, que en cuanto lo ha hecho público ya se han presentado cincuenta voluntarios para trasplantar su cabeza.
Sostiene Canavero que la ciencia está preparada para ello, pero no tengo claro que la humanidad lo esté. La clave, por lo visto, está en el polietilenglicol, el “pegamento” que puede unir la sustancia celular del donante y del receptor, porque el quid de la cuestión está en que funcione la conexión del cerebro con la médula espinal.
Para quienes sufren una enfermedad degenerativa, una esclerosis múltiple, una paraplejia, un cáncer avanzado (que no afecte a la cabeza, claro), o cualquier enfermedad relacionada con la médula espinal, esto abre posibilidades inimaginables. ¿Y quiénes serían los donantes? Lógicamente los que hayan fallecido sin tener el cuerpo afectado; por ejemplo, las víctimas de un derrame cerebral o de un golpe en la cabeza.
Como siempre sucede con los avances científicos, se pueden utilizar para hacer el bien… o no. No sé si llegaremos a ver estos trasplantes de cabeza, pero se me pasa por la mía imaginar que quien tenga mucho dinero o poder podría trasplantar su cabeza a un cuerpo joven. Lo que no sabemos es cuántos años es capaz de seguir funcionando un cerebro. Pero, en cualquier caso, podríamos tener a Warren Buffett o George Soros ganando cantidades millonarias en bolsa durante muchísimos más años. No habría, incluso, que descartar voluntarios para que el líder máximo pudiera seguir en activo, para que, por ejemplo, Kim Jong-un siguiera en Corea o Nicolás Maduro en Venezuela, por los siglos de los siglos.
Esto ya lo hemos visto en la ficción, ahora tendríamos a Frankenstein hecho realidad. En la película “Mars Attacks!” -que es, por cierto, una parodia- los marcianos injertan la cabeza de Jessica Parker en el cuerpo de su perro chihuahua. Pero aquí no hablamos de ninguna parodia. No sé si Canavero es un científico loco o hay alguna posibilidad de que estos trasplantes vayan adelante. Esto sí que nos podría traer de cabeza.

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Por Mayte CIRIZA

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