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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Mujer pública

“Ayer fuimos al cine con unos amigos y unas amigas y luego nos encontramos al salir con mis cuñados y cuñadas, con mis sobrinos y sobrinas, que estaban con un compañero y una compañera de clase…”. Absurdo, sería absurdo, ridículo, artificial y nada eficaz tener que hablar así, desdoblando todos los sustantivos. Estos días ha surgido otra vez la polémica sobre el uso del género en el lenguaje, a propósito de un nuevo plan de la Junta de Andalucía para promover la igualdad en los centros docentes, en el que propone combatir el sexismo en el lenguaje más allá de lo que parece sensato.
Hay que utilizar el femenino siempre que se pueda, de forma razonable. Por ejemplo, decimos “la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra”, y no entra en cabeza de nadie decir “el alcalde de Logroño, Cuca Gamarra”, y así con la presidenta, la ministra, la jueza o la ingeniera. A medida que las mujeres hemos ido ocupando puestos que hasta ahora solo ocupaban los hombres, se utiliza el femenino, pero seguimos diciendo “esto es un coñazo” de algo negativo o “es cojonudo” de algo positivo. Hay que seguir corrigiendo los usos del lenguaje sexista, como cuando se habla de Rajoy o Cameron (sin artículo) y, en cambio, de “la” Merkel o “la” Susana (Díaz).
La lengua española no es machista ni feminista, pero sí lo puede ser el uso que se haga de ella. El lenguaje tiene género y las personas, sexo. El plural masculino genérico referido a los dos sexos no es discriminatorio, funciona bien y se entiende perfectamente. Como escribía Pérez Reverte, si decimos “en mi barrio hay muchos gatos” entendemos también que hay gatas, no hace falta decir “hay muchos gatos y gatas”.
La Junta propone, por ejemplo, decir “el profesorado” en lugar de “los profesores”, ¡pero también “el profesorado” es masculino! En una pareja con una hija y un hijo, no imagino que la madre le pregunte al padre “¿llevas tú mañana a la descendencia a clase o la llevo yo?”, lo lógico es preguntar “¿llevas tú mañana a los niños a clase o los llevo yo?”. El camino hacia la igualdad es largo y difícil, pero propuestas como la de la Junta de Andalucía no contribuyen a allanarlo.
Es verdad que no vamos a corregir la brecha salarial entre mujeres y hombres, ni vamos a conseguir que haya más mujeres directivas, ni se va a acabar con la lacra de la violencia machista diciendo miembros y miembras, jóvenes y jóvenas. Pero es verdad también que queda mucho camino por andar mientras no sea lo mismo “hombre público” que “mujer pública”.

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Por Mayte CIRIZA

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