Llega 15 minutos tarde y tan campante. Ni siquiera pide disculpas, lo considera normal. Es de ésos que vive con retraso, que por sistema se da 15 minutos de margen. Ya no es sólo una mera cuestión de cortesía, como nos han enseñado, es una exigencia ética: la impuntualidad supone robarle tiempo a la persona con la que se ha quedado, y el tiempo es lo más valioso que tenemos.
En nuestra sociedad se piensa que el consumo es el camino que conduce al bienestar, y no es así. Tener tiempo, poder disponer de tiempo para uno mismo es una de las claves de la felicidad. Vivimos en la sociedad del tiempo. Por eso hay que identificar a los ladrones de tiempo, y luchar contra ellos. Yo misma conozco a unos cuantos.
Me pregunto a veces si no habrá algún tipo de organización secreta, algo así como OSF, “Ociosos Sin Fronteras”, cuyos miembros no tienen ninguna prisa, se plantan sin avisar y te roban el tiempo con total impunidad, “no te preocupes, que no tengo prisa, te espero”, te cuentan su vida y consideran sus asuntos superficiales lo más importante del universo. Muchos de éstos se apalancan en la consulta del médico a “echar la mañana”, como bien sabe el vecino de columna de los jueves.
Están también los de ATUTI, “Abusadores de Tu Tiempo”, que actúan sobre todo en el ámbito doméstico y sus miembros (y “miembras”) suelen estar disfrazados de hijos adolescentes que pretenden quedar exentos de todas las tareas cotidianas y, si pueden, se escaquean de hacerse la cama, bajar la basura, recoger el cuarto de baño o poner la mesa.
Otro grupo que hay que tener en cuenta es el de los Jetas Profesionales, compañeros que te largan el trabajo sin pestañear, bien porque remolonean hasta que lo tienes que hacer tú o bien porque son inútiles reconocidos e incapaces de hacerlo por sí mismos. También están las Reuniones Absurdas y los JAS (Jefes Amantes de la Silla), que equiparan productividad con presencia y que no entienden que las nuevas tecnologías te permiten llevar a cabo tu trabajo sin tener que estar permanentemente pegado a la silla.
No todas las llamadas ni todos los correos electrónicos son importantes ni hay por qué contestarlos inmediatamente. Todo lo anterior resta eficacia y te produce estrés, infelicidad. Lo más importante es ser dueño de tu tiempo, aislar a todos esos vampiros que te chupan el tiempo, saber priorizar y decirles que no. Los ladrones de tiempo acechan aún más a las mujeres, porque tienen triple jornada: la laboral, la familiar y la de cuidarse para ofrecer una buena imagen.
Se trata de no despilfarrar el tiempo y usarlo para conseguir nuestros propios objetivos profesionales y personales, para lo que de verdad queremos hacer, para lo que nos hace felices y para nosotros mismos. Di “no” a los ladrones de tiempo, todavía estás a tiempo.
