
Acertó Paul. España ha ganado el mundial. Si la paloma de Alberti se equivocó, se equivocaba, no así el pulpo Paul, que dio la victoria a la selección española. No sé si los del acuario alemán permitirán que se le siga “consultando” sobre más competiciones deportivas, con quinielas de por medio, o que se vaya más allá y tenga que “pronunciarse” sobre inversiones en bolsa. Las posibilidades del pulpo son enormes, teniendo en cuenta lo que le gusta a la gente este tipo de juegos.
Éste ha sido el mundial de lniesta, Villa, Puyol, Casillas, Xavi Alonso… pero también el de Paul. Cuando empezó la historia del pulpo, antes de que se hiciera tan conocido, un amigo pensaba que Paul era una persona y hubo que convencerle con imágenes de que era un pulpo. Bueno, Paul o Paula, porque el lunes saltó la noticia de que puede que el pulpo adivino sea hembra, es decir, Paula. Al parecer desciende de Galicia y de ahí su predilección por la selección española.
Ha sido también el mundial de Casillas y Sara Carbonero. Tanto se ha hablado de su relación, tantos han sido los titulares en la prensa de todo el mundo sobre su noviazgo, que al final Iker, liberando todas las tensiones, le plantó ese beso a Sara en plena entrevista (como el que le planté yo a mi santo cuando Iniesta marcó el gol). Si lo del pulpo era absurdo, las críticas que ha recibido Sara Carbonero han sido irritantes: la periodista hacía ya periodismo deportivo antes de su relación con Casillas, y utilizar, como han hecho algunos, su relación personal para criticar su trabajo periodístico tiene un tufillo machista que más de uno ha dado por bueno.
Ha sido el mundial de una generación extraordinaria de futbolistas. Los jugadores de la Roja han dado un ejemplo de trabajo en equipo, de coraje, de que si trabajamos unidos, lo podemos todo. Campeones del mundo en deportividad y compañerismo, en esfuerzo y humildad. Ha sido el mundial de Vicente del Bosque, ese entrenador que frente a tanto bocazas, es el hombre tranquilo, discreto y sensato.
Pero, sobre todo, ha sido el mundial de la “explosión cívica de españolidad”. Millones de españoles, sin complejos, la mayoría jóvenes, han llevado pintados los colores de España y han exhibido con orgullo nuestra bandera. La Roja nos ha permitido comprobar que el sentimiento español está muy vivo. Gracias a la alegría compartida de la victoria, propagar a los cuatro vientos, sin complejos, que uno se siente español ha dejado de ser un tabú. Quién iba a imaginar que la canción que al compás de la insufrible vuvucela iban a tararear millones de españoles de todas las partes del país iba a decir: “Yo soy español, español, español”, también gritado por los de color y otros rasgos étnicos. Y es que en este mundial, además de demostrar que la española es la selección que mejor juega al fútbol del mundo, España, por fin, ha salido del armario.