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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Bien pagás

“Estamos hasta las tetas de tanto político chuleta”. Coreando ese lema, entre otros muchos, un centenar de personas, la mayoría prostitutas –eso dicen, con máscara casi todas- y algún colectivo de apoyo, se manifestaban hace unos días, a comienzo de este mes, en Madrid. La noticia pudo seguirse en la mayor parte de las teles como una noticia más, entre lo curioso y lo exótico, como algo de relleno entre tanta cifra dramática del paro y tanta desgracia económica. Se trataba como algo frívolo, entre la diversión y la anécdota, lo que es un auténtico y permanente drama humano, la prostitución.

 

Las manifestantes reclamaban terminar con su marginalidad para poder tener espacios públicos permanentes, y el reconocimiento de su “trabajo” como una labor más, para facilitar la convivencia y, en fin, acabar con la situación de alegalidad en que desarrollan su actividad.

 

Yo también creo que hay que acabar con esta situación de alegalidad, pero no para legalizar esta forma de barbarie, sino para erradicar esta lacra social que es la prostitución. Es difícil ponerle el cascabel al gato de la prostitución, pero hay que intentarlo, ¡de una vez!, y una de las primeras cosas que hay que hacer es multar a los clientes de prostitutas. Esto es algo que funciona ya en Suecia desde 1999, y allí se castiga hasta con medio año de cárcel a los clientes que paguen sus servicios a una prostituta (a la que no se penaliza). Pero en este tema, en lugar de hacer como los suecos, nos estamos haciendo los suecos, que no es lo mismo.

 

Hasta que se apruebe esa legislación, una de las prioridades tendría que ser la persecución de la explotación de las mujeres que se produce en la prostitución, trata de mujeres, mafias que las explotan, comercian con ellas y las extorsionan. Porque ahora mismo hacemos como si esta actividad no existiese, en la práctica está legalizada esta clase de esclavitud como una actividad más, con mano de obra extranjera (el 95% de las prostitutas que ejercen en España son víctimas de las redes mafiosas y el 90% son extranjeras).

 

El pasado domingo podíamos leer en este nuestro periódico que los españoles “son los más puteros” de Europa, en puteros somos punteros. Y que se gastan 50 millones de euros el día en putas, la mayor parte de ellas en puticlubs. Vamos, que más localizable todo, imposible.

 

En fin, es que empiezo y no acabo. Como las explotadas son mujeres, pues lo permitimos. Dentro de poco, el 25 de este mes, se celebra el día contra la violencia de género, y la prostitución es una forma consentida de violencia de género. ¿Para que están las mujeres? Pues para echar un polvo cuando el hombre quiera, que para eso lo paga, y que no se quejen, que están –como dice la canción- “bien pagás”.

 

 

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Por Mayte CIRIZA

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