Pensaba que era un montaje fotográfico. Mi amigo Pedro, que había ido a Zaragoza, me enseñó una foto del parking de Plaza de España en el que había plazas reservadas para mujeres. Eran unas plazas con un cartel en el que además ponía “señoras” (no “mujeres”, sino “señoras”). Lo de las plazas me llamó la atención, aunque sólo sea por lo inusual. Pero lo que me dejó perpleja fue que las plazas para “señoras” eran más grandes, no un poco más grandes, no, sino mucho más grandes, porque de tres plazas “normales” hacían dos plazas para “señoras”.
Al principio pensé que Pedro –conociendo mi implicación con la igualdad entre mujeres y hombres- me estaba tomando el pelo. Pero pude comprobar que no era un montaje, que era cierto. Los responsables del parking lo justifican diciendo que esas plazas están más cerca del control y así las mujeres tenemos mayor seguridad.
Esta explicación me parece correcta y una buena iniciativa, pero, ¿por qué dar más espacio a las plazas de las “señoras”? Eso es lo que no entiendo, porque al dar más espacio se está insinuando que conducimos peor y que aparcamos peor. Y no es así, más bien al contrario. Las mujeres no conducimos peor, las estadísticas señalan que las mujeres tenemos menos siniestralidad, y de hecho hasta 2012 las compañías de seguros cobraban menos a las “señoras” por el seguro del coche, hasta que el Tribunal Europeo de Justicia impuso las tarifas unisex porque esto iba en contra de la igualdad.
Igualdad no es que te reserven plazas de aparcamiento, sino que las mujeres cobremos el mismo sueldo por el mismo trabajo, que la brecha salarial no sea, como es ahora mismo, del 23% menos para las mujeres. No hace falta que amplíen las plazas de aparcamiento para las “señoras”, sino que se amplíen los puestos en los Consejos de Administración de las empresas: a día de hoy las mujeres sólo ocupamos el 16,8 % de los consejos de administración de las empresas del IBEX, y eso que el 44% de las mujeres tenemos educación superior frente al 34% de los hombres. Por tanto, no es solo una cuestión de igualdad, sino también de lógica empresarial: se trata de aprovechar todo el talento y la formación.
Donde de verdad tenemos que tener reservadas nuestras plazas de aparcamiento las mujeres es en los puestos directivos, porque eso vendrá bien a las organizaciones y a las empresas, y habrá más sensibilidad para facilitar el trabajo a las mujeres. Mientras tanto, no me importa, la verdad, que a la hora de aparcar, la tengamos más grande.