Ya no vale decir “no vi tu mensaje”, “estaba sin batería”, “no tenía cobertura” o “lo tenía en el bolso y no lo escuché”. WhatsApp –el servicio de mensajería instantánea para móvil más popular del mundo- ha introducido una doble marca azul que te chiva que el mensaje ha sido leído, y no sólo eso, sino que si presionas sobre ese mensaje, te indica la hora exacta a la que se ha leído. Se acabó el “lo leo, pero no contesto”.
“¿Por qué nos haces esto, WhatsApp?” Este era el título de un artículo hace unos días sobre esta nueva utilidad de la famosa aplicación. Es un paso más para la pérdida de privacidad y de intimidad en las comunicaciones. Siempre conectados y siempre controlados, así vivimos, y cada paso que se da va en esta dirección, para controlarnos aún más. Por supuesto, han empezado ya a circular trucos para evitar que sepan si has leído o no el mensaje, pero son complicados de ejecutar. Queda la opción de no abrir el mensaje, porque siempre se ve el comienzo en la pantalla, pero si es largo te quedas sin saber lo que dice.
Estamos controlados también cuando entramos en la red. Cuando haces una búsqueda en Google, por ejemplo de una ciudad, en las siguientes entradas te aparecen anuncios de hoteles o restaurantes en esa ciudad. Google lo sabe todo sobre nosotros, nuestros gustos, nuestros horarios, nuestros intereses, dónde estamos o a dónde queremos ir. Por no hablar de las redes sociales, como Facebook, a las que damos información que jamás daríamos a ningún Gobierno.
Cada vez nos relacionamos más a través de las nuevas tecnologías, que vinieron inicialmente para facilitar el trabajo y poder tener de esta forma más tiempo libre. Pero no ha sido así; cada vez somos más esclavos de ellas y cada vez nos hacen trabajar más y hacen que las jornadas laborales sean interminables. De hecho, la media de horas de sueño se ha reducido en casi hora y media en estos últimos años. Más trabajo, menos tiempo libre, y más controlados por las nuevas tecnologías.
Y vendrán cosas peores. El siguiente paso va a ser detectar nuestras emociones. Leo que están preparando una aplicación para el móvil –una app- que analiza el tono de voz para conocer el estado de ánimo y que además distingue si se está diciendo la verdad o no. Vamos, que si contestas “¡qué alegría escucharte!” y no lo piensas, la aplicación lo detecta. Creo que esto es ciencia ficción, pero en cualquier caso espero que no llegue, porque acabaría con las relaciones sociales y personales, que se apoyan en esas pequeñas mentiras piadosas, como “a ver si nos vemos pronto” o “ha estado genial, cariño”.
De momento, con la doble marca azul ya no hay escapatoria, quien nos escribe sabe que lo hemos leído y, cuando ve la doble marca azul, está pensando “contesta”.
