Había estado viendo el partido con su nieto, el más pequeño de todos y notó que una sensación agridulce recorría su corazón. Veía a David tan contento con su camiseta de La Roja, gritando feliz: ¡Campeones!, ¡campeones! y pensaba en todo el futuro que tenía por delante. Incierto –se dijo- pero siempre ha sido incierto el porvenir, sólo queda escrito el pasado. Se acordó de su amiga Concha, la pobre desde que se quedó viuda no levanta cabeza. Ayer le contó su último disgusto y pensó que si ella no tuviera a su marido que está atento a las noticias a lo mejor le hubiera pasado lo mismo. Se conocían desde pequeñas y bien sabía cuánto habían trabajado desde los 14 años. Se acordó de las veces que se habían prestado dinero entre los matrimonios cuando tuvieron momentos difíciles: hoy por ti, mañana por mí, ya se sabe que hay gente a la que uno quiere más que a un hermano.
Lloraron mucho a Francisco, era su mejor amigo y un caballero, siempre preocupado por su mujer, llevaban toda la vida juntos. Cuando vio que su enfermedad no tenía remedio dispuso todo, hasta su entierro. Le había dejado a Concha una libreta con todas las cosas importantes que afectaban a la familia apuntadas, para que no se olvidara de nada. Entre las notas que le dejó estaba el vencimiento del plazo fijo, prácticamente todos sus ahorros los tenían en la Caja, siempre habían trabajado en la Caja Provincial, después le cambiaron el nombre varias veces pero esa fue siempre su caja. Así que Concha, unos días antes de que venciera el plazo fijo fue a hablar con el director de la oficina, su marido le tenía mucha confianza. D. Alberto le dijo que su marido no sólo había sido un buen cliente sino una persona noble y honrada de las que ya no quedaban. En ese clima de confianza, Concha, que era la primera vez que pisaba el despacho del director, se sintió tranquila y se acomodó en el asiento más relajada. Le explicó que no debía preocuparse, que eso de los depósitos a plazo fijo estaba muy bien pero que ahora había productos muy interesantes. Le insistió que era el mejor momento de sacar rentabilidad a sus ahorros y que la Caja a los buenos clientes, como habían sido ella y su marido, les ofrecía una inversión de la que no se iba a arrepentir. Le habló de una palabra que no entendió muy bien, algo así como preferido o preferentes. Ella le explicó que lo único que quería era hacer lo mismo que su marido le había enseñado, que él era muy prudente y que no era el momento de traicionar su recuerdo.
Al final le convenció diciendo que su Francisco le hubiera hecho caso a él y ahí quedó la cosa.
Meses más tarde el director de la sucursal le llamó para decirle que se pasara a hablar con él. Concha fue un poco extrañada y el director le explicó que ahora sus ahorros se iban a convertir en acciones de un nuevo banco, que la Caja garantizaba todo el capital y que no había riesgo alguno para sus ahorros. Ella insistió, lo único que quería era que su dinero le rentara como durante años lo había hecho con su depósito a plazo fijo y que eso de las acciones le recordaba a jugar en bolsa algo que su marido nunca había querido hacer. Siempre, le decía, es mejor pájaro en mano que ciento volando y así les había ido bien. El director le insistió en que esa era la única posibilidad que le ofrecía. Se fue a casa preocupada y nada convencida, en el fondo tenía la sensación de que le habían engañado. El mes pasado a su hija se le terminó el paro, ya no pueden pagar la hipoteca y para colmo se les ha roto el coche que necesita su yerno para trabajar. Ha ido a la Caja a sacar dinero para dárselo y ha descubierto que sus ahorros se han esfumado. Tenía su vejez asegurada pero ahora sólo cuenta con la pensión de viudedad. Esta mañana ha oído en la radio que el director de una oficina ha pedido perdón a los clientes por haberlos engañado, sin saberlo y que la Audiencia Nacional ha aceptado una querella contra los directivos de Bankia. Pensó que entre tanto sinvergüenza puede que haya alguno con una pizca de integridad, pero seguro que ante este gran fraude la única que ha perdido es su amiga Concha y otros muchos como ella. De lo que no tiene dudas es, de que en este país, cuanto mayor es la estafa menos posibilidades hay de ir a la cárcel. Demasiada basura para digerir en un solo día.