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Entre visillos

España con alfileres

Cientos de inmigrantes subsaharianos, es decir, de personas de raza negra procedentes de los lugares más pobres de África, antes de que llegue el invierno intentan saltar la valla de Melilla para entrar en España. Hemos visto a los más afortunados siguiendo ordenadamente a la policía española y ayudándose unos a otros para sostenerse en pie en el camino hacia un centro de estancia temporal abarrotado. Las imágenes nos muestran sus torsos desnudos, porque vienen sin nada, a pecho descubierto, atraídos por una débil luz de esperanza que no ven en su país y sin tener seguridad de que la complicada aventura que emprenden, a riesgo de su propia vida, pueda tener un final feliz. Salvo las mafias, que cobran por anticipado en este tráfico de personas que evoca los mejores tiempos de la esclavitud, nadie tiene nada asegurado y sin embargo, quieren venir, vienen y no reparan en cercas y vallas. ¡Cuánta fuerza sigue teniendo la esperanza!

Mientras, en avión, tren, autobús o bicicleta cientos de españoles parten hacia otras fronteras y a la conquista de otros sueños. En lo que va de año, 55.000 compatriotas han salido de España camino de otros países del mundo, la mayoría son jóvenes con elevada formación y sin esperanza de encontrar trabajo ni en aquello para lo que han sido formados durante años ni de nada de nada. En esta contradicción nos movemos, unos sueñan con España como el paraíso y los españoles quieren dejar este Edén para buscar simplemente futuro. Por primera vez en muchos años, España no sólo pierde población sino que el índice de pobreza se está incrementado a un ritmo exponencial y las clases medias se están despeñando por el tobogán de esta estafa que llaman crisis.

En este cielo sostenido con alfileres en que han convertido a España, cada día más ciudadanos se preguntan si pueden continuar silenciosos ante el desmantelamiento de todo el edificio de protección social que hemos construido entre todos. Comienza a resultar intolerable que además de los sacrificios personales que la mayoría de la sociedad está realizando, vean cada día como se van deteriorando la enseñanza y la sanidad pública, se limitan o desaparecen las ayudas a la dependencia y las coberturas sociales o se pierden derechos laborales peleados durante años.

En La Rioja tenemos a profesores encerrados en defensa de la enseñanza pública y protestas crecientes de los trabajadores de la sanidad pública que temen un deterioro del servicio que prestan o la privatización de la gestión del hospital de Calahorra. Los evidentes recortes no sólo se niegan sino que se justifican en aras de la “eficiencia” una palabra tras la que se ocultan aviesas intenciones que nunca se confesarán públicamente. En este clima general de pérdida de derechos parece que los gobernantes se sienten molestos porque en vez de aplaudirles la gente proteste, se eche a la calle o haga huelga. Esa misma gente que sabe que le están mintiendo en su cara tiene que escuchar cómo, ejerciendo una infinita soberbia, el inefable ministro Wert diga que si protestan es porque son extremistas o antisistemas o que el portavoz del PP, Alonso les atice que, en sus tiempos, las huelgas los hacían los batasunos, comparando a ciudadanos de bien con terroristas. Debieran ser más prudentes estos señores tan enseñorados y saber que el malestar crece entre la sociedad en general, ya sean profesores, barrenderos, médicos, electricistas, panaderos o, desgraciadamente, parados y que muchos de los que hoy protestan en sus épocas juveniles también llenaron las calles para conseguir la libertad y los derechos que hoy quieren quitarnos. Dicen también estos señores que los que les han votado son más que los que protestan y, puede ser, pero no debieran utilizar un argumento tan burdo ya que el voto es un bien volátil y tan incierto como el futuro que jamás conoció dueño.

María Antonia San Felipe

Sobre el autor

Funcionaria. Aficionada a la escritura que en otra vida fue política. "Entre visillos" es un homenaje a Carmen Martín Gaite con esa novela ganó el Premio Nadal en 1957, el año en que yo nací.


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