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Entre visillos

Entre el exceso y el defecto

 

Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras, dijo don Quijote a su escudero. Pues si señores, en esta asombrosa época que nos toca vivir no existe día sin que se produzca una noticia que nos deje tan boquiabiertos como enojados. Comenzaré con una que ha pasado, como todo lo verdaderamente importante, desapercibida en la avalancha informativa. En el año 2010, la entonces ministra de finanzas francesa y hoy presidenta del Fondo Monetario Internacional, Cristine Lagarde, entregó a su homólogo griego una lista con los nombres de 2.059 ilustres ciudadanos helenos que habían evadido ilegalmente a cuentas de bancos suizos elevadas cantidades de dinero que, por supuesto, no habían pagado ni un solo euro a la hacienda pública griega. La lista durmió el sueño de los justos desde entonces en los cajones de los ministros de finanzas de los sucesivos gobiernos. Pese a saber, como sabemos, que si todos contribuyen a las arcas públicas como debieran según su nivel de ingresos no estaríamos como estamos, hoy conocemos que, dos años después, nadie hizo nada por investigar a los protagonistas de un fraude evidente perpetrado por lo más selecto de la sociedad helena. No es de extrañar que los griegos que sufren severos ajustes, rebajas salariales y despidos masivos estuvieran esperando de sus autoridades que, con igual urgencia que han recortado pensiones y servicios para los que no pueden sino malvivir, hubieran sido diligentes con los defraudadores para al menos aliviar la indignación. Pues no, la lista se había perdido en los cajones de la burocracia y nadie sabía nada de ella hasta que un periodista, Costas Vaxevanis, ha decidido hacerla pública. ¿Qué ha sucedido?, que a la velocidad del rayo, el periodista ha sido detenido en un calvario judicial sorprendente. Ya saben que Zeus fulminó a Morfeo, el dios de los sueños, por revelar secretos a los hombres, pues bien, el periodista que hizo soñar a los griegos que podía esclarecerse la verdad desvelando el secreto, ha sido fulminado por un aparato judicial que no encuentra a los defraudadores pese a que algunos son asesores del actual gobierno.  

Hablamos de Grecia, pero en España ocurre lo mismo, aunque todavía no conocemos la lista completa de sinvergüenzas. Sí sabemos que la organización Acces Info Europe por preguntar sobre las medidas contra la corrupción en España, ha sido condenada por el Tribunal Supremo a pagar las costas judiciales porque estima, tan alto tribunal, que los datos solicitados son una forma de pedir explicaciones al gobierno y no una petición de información. Es decir, el que tenga curiosidad que se la pague y el que siga implicado en corruptelas que no se distraiga que ya hay un montón de gente ocupada en blindar y custodiar sus intereses particulares y no los de la sociedad y para ello se atrincheran como las legiones romanas tras sus escudos, en “formación tortuga”, y a ver quién es el guapo que salta la barrera, la de la impunidad.  

Yo creo que algo hay que hacer y para empezar debiéramos comenzar a llamar las cosas por su nombre. El corrupto y el defraudador, son igual de sinvergüenzas en Grecia, en España y en cualquier lugar de la galaxia porque no sólo nos roban nuestro dinero sino nuestros derechos y nuestro modesto bienestar. Por esa causa deben ser aislados socialmente y que la fechoría les salga, penal y económicamente, tan cara que no les vuelvan a quedar ganas de caer en la tentación de repetirla. Pero no vendría mal, que ante la ausencia de justicia y el exceso de inmoralidad, en vez de hacer la vista gorda, adularlos socialmente e incluso indultarlos de los delitos por los que fueron condenados, los enviemos al infierno del reproche público.

María Antonia San Felipe

Sobre el autor

Funcionaria. Aficionada a la escritura que en otra vida fue política. "Entre visillos" es un homenaje a Carmen Martín Gaite con esa novela ganó el Premio Nadal en 1957, el año en que yo nací.


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