Conforme se prolonga esta estafa que llamamos crisis, más se complica cada año el inicio del curso. En los días previos a la apertura de las aulas los padres han ido adquiriendo todo lo necesario hasta donde han podido. No hay duda de que durante este curso se reciclarán muchos libros y se reutilizarán muchos materiales. Es el signo de los tiempos, llegar a fin de mes para los padres que tienen hijos es una misión propia de los héroes de antaño. Según acaba de hacer público EDUCO, “tener más de dos hijos en España aumenta el riesgo de pobreza en un 50%”, sin olvidar “que casi la mitad de las familias monoparentales están en esta situación”. Según los datos publicados están en riesgo de exclusión dos millones y medio de niños, una realidad negada en su verdadera dimensión por las autoridades. A esta situación tan dura hemos de añadir la ansiedad y la desesperanza que debe habitar en esos hogares. Resulta difícil imaginar una convivencia plácida ante tan perentorias necesidades. Es cierto que crece la solidaridad pero también, es necesario decirlo, se observa una enorme falta de sensibilidad por parte de muchos administradores públicos que viven de espaldas al dolor ajeno.
Algo se está haciendo mal, rematadamente mal, cuando un país que durante los últimos treinta años había conseguido recortar las desigualdades, se ha convertido ahora en uno de los países con mayores desequilibrios sociales de la Unión Europea. No es ninguna novedad que la crisis no está pasando igual para todos, ya que mientras algunos viven rodeados de penurias, otros ven como se incrementan sus patrimonios de forma exponencial. De hecho el censo de multimillonarios supera los registros previos a la crisis. Según datos de la Agencia Tributaria que acaban de conocerse, el número de personas que declaran un patrimonio superior a 30 millones de euros en España prácticamente se ha duplicado hasta llegar a 443, frente a las 233 que había en 2007. Sin olvidar que muchos han visto incrementar sus beneficios a la misma velocidad que una gran parte de la población se precipitaba sin remisión hacia la miseria. Conclusión, mientras unos tocan el cielo con las manos otros queman sus vidas en la hoguera de la desesperación.
Sin embargo, nada de esto asusta al establishment político ya que las dosis de aceite de ricino que nos van propinando todavía no han propiciado ninguna revuelta o motín, al estilo de los acontecidos en siglos precedentes, que hagan temblar los resortes del poder. Ahí arriba viven tan tranquilos y como prueba observen el asunto Cañete. A lo largo de los últimos meses la mayor preocupación del presidente Rajoy ha consistido en realizar requiebros en torno a la gobernadora de Europa, Angela Merkel, para conseguir colocar a Luis de Guindos y a Cañete en puestos de relevancia e influencia política en Europa. Luego, con ondear la bandera y decir que todo es por el bien de España creen que nos convencen, pero yo creo que no. Un español de comisario europeo puede ser importante para nuestros intereses como nación, ¿pero qué español? Ha llovido demasiado como para no darnos cuenta de que vivimos en un lodazal. Posiblemente Rajoy todavía no sabe que camina en dirección contraria a lo que la calle demanda. Una inmensa mayoría de españoles exige políticos intachables y comportamientos públicos fuera de toda sospecha. A estas alturas de la película no parece que Miguel Arias Cañete, que antaño hubiera parecido un tipo avispado, pueda pasar hoy la prueba del algodón de la ética que exigen estos tiempos. Su designación para la cartera de Energía y Cambio Climático sabiendo, como se sabe, que tiene intereses y participación en empresas petrolíferas familiares no creo que sea ni estético ni conveniente, salvo que lo hayamos enviado a Europa para hacer negocios. Dicen que España sólo hay una, pero parece que unos y otros vivimos en diferentes Españas.
Funcionaria. Aficionada a la escritura que en otra vida fue política. "Entre visillos" es un homenaje a Carmen Martín Gaite con esa novela ganó el Premio Nadal en 1957, el año en que yo nací.