Un dolor eterno
Que el papa Francisco, inste a reconocer “con vergüenza y arrepentimiento”, que no actuaron “a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando”, es un gesto importante pero además de pedir perdón la Iglesia deberá afrontar la realidad para que la historia no se repita. El único camino pasa por impulsar reformas de calado, precisamente las que no quieren quienes lo atacan desde dentro.