>

Blogs

Entre visillos

¡Ay, madre!

Hubo un tiempo en el que nos dijeron que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Hoy, como entonces, la política española discurre muy por debajo de la magnitud de nuestros problemas. Viviendo, como estamos, en el futuro que nos planificaron, hemos constatado que el objetivo de una crisis económica, que jamás sufren quienes la provocan, se ha cumplido: precarización del empleo, bajos salarios, crecimiento de la desigualdad social y deterioro intencionado de los servicios públicos, especialmente de los que nos igualan, como la sanidad y la educación.

La Unión Europea recetó para todos el mismo remedio, pero no calculó las consecuencias que la política de austeridad, indiscriminadamente aplicada, tendría sobre nuestras vidas. El nivel de empobrecimiento alcanzado, el desapego hacia las instituciones, el descreimiento en la clase dirigente no fueron ni siquiera intuidos por los linces de la élite política europea. La consecuencia de esta miopía, además de incrementar el malestar de la ciudadanía, se ha traducido en un debilitamiento evidente del proyecto comunitario. Los lodos actuales, herederos de aquellos polvos, tienen que ver con el resurgimiento de los nacionalismos extremos que se han producido en Europa. Le Pen (Francia) abrió camino y ahora Salvini (Italia) y Viktor Orban (Hungría) son sus más visibles representantes poniendo, desde sus gobiernos, en jaque los principios de la Unión Europea. En España el populismo radical de ultraderecha, representado por VOX, era residual hasta que el desencanto, la corrupción y el nacionalismo secesionista catalán lo han despertado otorgándole un protagonismo creciente y una proyección demoscópica insospechada hasta hace unos meses.

Tras el éxito obtenido en las elecciones andaluzas está marcando el discurso político de todo el espectro electoral y radicalizando al resto de la derecha española. VOX es el hijo díscolo del PP y lo emocional de sus simples propuestas ha dejado al renovado PP con la brújula programática alterada. No es el único descolocado. Rivera, lejos de mostrar el aplomo de quien aspira a gobernar ha quedado sepultado por la retórica del populismo radical del partido de Abascal.

Visto el comportamiento de los líderes y la ansiedad que producen las encuestas, la película podría titularse, “partidos al borde de un ataque de nervios”. Casado habla como si la historia comenzara con él. Obviando el pasado, se ha especializado en predicar por igual mentiras y apocalipsis. Rivera, tras proclamar el veto a cualquier pacto con Sánchez, ha propuesto a Pablo Casado un gobierno de coalición para echarlo. Irónicamente Casado ha respondido que Rivera sería un buen ministro de Asuntos Exteriores. ¡Menudo golpe bajo! La respuesta es un desprecio pero la propuesta del líder naranja un síntoma de debilidad.

A VOX le hace la campaña no solo la prensa que lo presenta como un partido normalizado ocultando los riesgos de una ideología reaccionaria, sino Casado y Rivera que van a la zaga del caballo que monta Santiago Abascal. Ni siquiera necesita programa, con desplegar banderas, fichar toreros y generales añorantes de la dictadura ya tiene la tarea hecha. Dice Abascal que desconoce muchos de los problemas que angustian a los españoles pero que lleva a España en el corazón. ¿Les parece poco? Pues no miren debajo de la bandera porque ahora lo líderes viven ignorando la magnitud de nuestros problemas reales. Tras los lacitos de Torra, la guinda del despropósito la ha puesto el presidente de Méjico, López Obrador. De nuevo el patriotismo en el centro del debate. Menos mal que nuestro particular Hernán Cortés, José María Aznar, ha vuelto para defendernos de todos los males que acosan a España, porque a él ni Abascal le llama “derechita cobarde” mirándole a los ojos. Nos jugamos el futuro pero ya nadie nos habla de lo importante, solo interesa aparentar ser el más machote en el patio del colegio. ¡Ay, madre!

María Antonia San Felipe

Sobre el autor

Funcionaria. Aficionada a la escritura que en otra vida fue política. "Entre visillos" es un homenaje a Carmen Martín Gaite con esa novela ganó el Premio Nadal en 1957, el año en que yo nací.


marzo 2019
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031