¿Tu verdad? No, la Verdad,/y ven conmigo a buscarla./La tuya, guárdatela.
Leyendo este proverbio de nuestro querido Antonio Machado no he podido evitar sonreír. Cuando en este país hay elecciones encontrar la Verdad (con mayúscula) resulta misión imposible. Cada uno tiene la suya, esa verdad con minúscula que cambia según el ojo del espectador o del sentimiento del afectado ante la nueva realidad presentida, no entendida, e incluso, no aceptada.
Hubo elecciones, votamos. Tras el recuento, algunos pretenden que las matemáticas eludan su vocación de ciencia exacta para conseguir que lo evidente sea opinable convirtiendo la realidad en sumas imposibles o en restas improbables. Las elecciones europeas arrojaron un resultado, pese a todo, incontestable. El PSOE obtuvo 7.360.000 (33%) sufragios, 2.850.000 más que el 20% que consiguió el PP y de ahí hacia abajo. En las municipales ganó globalmente el PSOE confirmando la tendencia de las elecciones generales. Sin embargo, en el fragor de la noche electoral hubo momentos en que esta realidad pareció desdibujarse.
Los resultados de Madrid arrojaron un resultado sorprendente por producirse en la capital de España, escenario de una continuada trama de corrupción de sobra conocida. Las tres derechas (PP, Cs y VOX) sumaban en un pacto a la andaluza. Fue entonces cuando la euforia se desató en el cuartel general del PP y el desánimo cundió en la izquierda. Pablo Casado quedó atrapado en su propia alucinación queriendo teñir de triunfo un evidente fracaso. Es posible que Manuela Carmena y Ángel Gabilondo, habiendo sido los más votados, no sean los elegidos ya que, contradiciendo la reiterada doctrina del PP, no gobernará la lista más votada. Habrá uno de esos pactos de perdedores que cuando los practican otros son ilegítimos pero si los hacen las derechas son por el bien de España, de Madrid, o de Matalascañas.
Veremos cuanto dura el espejismo porque la realidad no entiende de deseos. A partir del día 15 de junio los alcaldes y presidentes autonómicos serán elegidos. Habrá cambios rotundos en muchos municipios, como en Calahorra, que es el mío y en el gobierno de La Rioja. El golpe de realidad que percibirán los compañeros de Pablo Casado contrastará con la ficción en la que vive. En La Rioja, por ejemplo, la socialista Concha Andreu ha dado un vuelco a 24 años de gobiernos del PP. José Ignacio Ceniceros será relevado y bajo su atenta mirada muchos altos cargos, que llevan años ocupando puestos de confianza, volverán a sus trabajos o al desempleo y eso no hay truco de magia de Pablo Casado que lo arregle. Lo más elegante es reconocer la realidad, felicitar a los ganadores y analizar si la brújula está desorientada de tanto viajar de la derecha al centro, del centro a la ultraderecha y al contrario.
A Ciudadanos le ocurre algo parecido a Casado en relación a la verdad de los datos. Han mejorado sus resultados pero no tanto como esperaban. No han superado al PP en España y en La Rioja se han quedado como estaban. Escuchando a Albert Rivera, en ansiosa hiperactividad, da la sensación de que fuera a haber elecciones el mes que viene, pero no es así. Rivera se soñó líder de la derecha española y jugó a ello todas sus cartas tras considerar al PSOE un vendepatrias. La realidad lo ha convertido en un partido bisagra, una muleta del PP que precisa también de VOX para mantenerse en pie. Esta es la realidad que no imaginó Rivera y que tanto le incomoda. Por su parte, Pablo Iglesias debe administrar un retroceso evidente en todos los territorios, la autocrítica no debe ser pequeña para quien el cielo se sitúa cada vez más lejos que su propio deseo de alcanzarlo. ¡Qué pronto lo nuevo se ha hecho viejo entre intrigas y liderazgos!
En este juego de las medias verdades por los que transita la política he vuelto a leer a Machado en el rincón de pensar:
¿Dijiste media verdad?/Dirán que mientes dos veces/si dices la otra mitad.