En ocasiones, las mujeres se tornan en las peores enemigas de las mujeres y así se convierten en instrumentos útiles de quienes desacreditan la lucha por la igualdad. Cayetana Álvarez de Toledo es un buen ejemplo. En esta materia, no hay quien le haga sombra, ni en su universo político, ni más allá de las estrellas. Ella solita se subió al pedestal de la sabiduría y desde él, su humildad (inexistente) no le permite, como al sabio, decir aquello de solo sé que no sé nada. Ella ha vuelto a erigirse en ariete antifeminista. Dice que no nos quejemos, que ya hemos conseguido bastante.
Hemos avanzado, Cayetana, pero lo logrado no ha sido gracias a mujeres como tú sino a quienes, antes y ahora, son llamadas locas, marimachos, putas, amargadas, reprimidas, feas, malfolladas y otras lindezas. Menos mal que ellas vieron más lejos de lo que a ti te permite tu sectarismo. Su tesón hizo que, a su pesar, los moralistas reconocieran nuestra inteligencia. Recordemos que hasta a santa Teresa le negaron capacidad para escribir lo que escribió. Aquellas admirables locas nos consiguieron el voto, escribieron sobre nuestros problemas, lucharon para que nos abrieran las puertas de la Universidad. Sin lucha en las calles, sin romper los convencionalismos, sin molestar a los hombres que imponían las reglas, no hubiéramos conseguido el divorcio, el aborto, el acceso a los anticonceptivos, la educación, los permisos maternales o acceder a la política. Usted es diputada gracias a esas mujeres valientes que, como Clara Campoamor, aguantaron insultos y desprecios en el parlamento. Dice Cayetana que no irá a la manifestación del 8 de marzo, tranquila que no te echaremos en falta. En tu partido puede que tampoco. El PP ha decidido este año no hacer el juego a VOX y va a manifestarse con el lema, “Mujer por encima de todo”. Yo no quiero estar ni por encima de todo ni por debajo de nadie. El feminismo lleva tiempo a la vanguardia de la lucha por los derechos de todas y todos.
Cuando se acerca el 8 de marzo el machismo ultra consigue que muchas mujeres caigan en su trampa compartiendo lemas que parecen inocuos pero que combaten la lucha contra la violencia. Hay buenas y malas personas, dicen en las redes sociales. Sí claro, pero hay hombres que matan y mujeres que mueren. Siempre habrá una excepción para contradecirlo pero esa es la realidad.
También me entristece que un gobierno que se declara feminista pelee públicamente por una ley contra la violencia sexual. No hace falta correr, llevamos siglos en esto, hace falta acertar. No todo el feminismo es homogéneo, hay que avanzar en lo que nos une sin dar argumentos a quienes lo combaten. Las libertades se pierden cuando triunfan quienes creen que ya tenemos bastante. No pongamos límites a nuestra libertad. Mujeres, sigamos luchando.