Ya sabemos que la diplomacia internacional se rige por reglas que los anónimos ciudadanos no entendemos, pero eso no debe impedirnos denunciar lo que está ocurriendo en Gaza. Mientras en la gala MET (New York), las modelos lucen vestidos imposibles y carísimos, los civiles mueren en Gaza. Así es la vida. A veces es mejor no saber nada, decía mi madre, pero una vez que sabes, ¡algo habrá que hacer! Creer que una acción pequeña no sirve de nada nos vuelve cómplices, por eso muchos jóvenes han levantado su voz en las universidades del mundo.
Deben saber, quienes mueven los hilos de la historia, que nos indigna lo que Netanyahu está haciendo contra la población civil en Palestina. Ya sé que, tal y como sobreactúan algunos políticos, hay que aclarar algo tan obvio como que criticar a Netanyahu no significa defender a los terroristas de Hamás. Esto no va de esa simpleza intelectual, esto va de humanidad y también de derecho internacional. La legítima autodefensa de Israel y de cualquier país atacado por terroristas tiene el límite de preservar a la población civil. Van ya casi 35.000 muertos, la mayoría niños. Una pregunta flota en el aire, ¿la autodefensa puede justificar el asesinato masivo de civiles inocentes? Yo creo que estamos hablando de venganza y de odio. No sé cómo se llama a esto jurídicamente pero a la cabeza acuden palabras como genocidio, crímenes de guerra o contra la humanidad, etc. Obligaron a los palestinos a ir hacia el sur, los recluyeron como en otros tiempos los judíos fueron conducidos a guetos. Ahora las tropas enviadas por Netanyahu, ante la pasividad o complicidad internacional, han entrado en Rafah, último paso fronterizo por el que llegaba la ayuda humanitaria. La bandera de Israel ya ondea en una ciudad destruida entre risas y burlas de sus soldados.
Tras la Segunda Guerra mundial, sucesivas generaciones crecimos aprendiendo la enormidad del holocausto. Hemos llorado y nos hemos solidarizado con su dolor. De ese impulso tan humano de repudiar la maldad nace hoy nuestro asombro y repugnancia por lo que están haciendo. Dicen algunos que crece el antisemitismo en el mundo. Yo no lo creo. Creo que crece el rechazo al asesinato indiscriminado de población civil venga de donde venga.
A Philippe Sands, escritor y experto jurista en la definición del genocidio o los crímenes contra la humanidad, le preguntaron por la escasa confianza de la población en el derecho internacional pues creen que sólo se aplica a los Estados débiles y no a los poderosos. Él, de origen judío, contesta que no se equivocan y recupera una frase de Balzac: “Las leyes son como las telas de araña, atrapan a las moscas pequeñas mientras que las moscas grandes pasan libremente”. Siempre la misma historia: la impunidad del poderoso humilla a los desesperados. ¡PAZ!