Políticos que dicen ser Patriotas de Europa llegaron a España convocados por el líder de VOX que estaba como niño con zapatos nuevos. Tras analizar lo que dijeron tengo la cabeza al borbor. Todos aplaudieron gozosos las hazañas de Donald Trump, el nuevo Zeus del Olimpo de la ultraderecha mundial, el renacido dios del universo y el trueno al que veneran haga lo que haga y diga lo que diga aunque perjudique a sus propias naciones. El lema también se lo copiaron a Trump: Make Europe Great Again (Haz que Europa sea grande de nuevo). ¡Para qué matarse la cabeza!
Y es ahí donde surgen mis dudas. Si hay que hacer a Europa grande otra vez debe ser porque hay que volver a los tiempos de la grandeza perdida. Por eso yo me pregunto ¿a qué Europa quieren que volvamos? ¿A la Europa de antes de la Segunda Guerra Mundial cuando los totalitarismos y sus afanes expansionistas la llevaron a una guerra colosal? Porque a la Unión Europea actual, surgida tras el acuerdo de varios países después de enterrar a millones y millones de muertos y tras reconstruir los países arrasados creo que no, pues es esa la que estos patriotas pretenden dinamitar. La francesa Marine Le Pen, el húngaro Orbán, el italiano Salvini, el holandés Geert Wilders o el propio Santiago Abascal se definen como euroescépticos porque son ultranacionalistas y no desean formar parte de una Unión Europea fuerte. Por el contrario, su aspiración es conseguir destruirla desde dentro. Europa molesta a Trump igual que a Putin y ahora a Netanyahu los tres personajes a los que admiran los patriotas amigos de Abascal. Así que la pregunta que quedó sin respuesta en la cumbre ultraderechista fue ¿qué Europa quieren construir? ¿Una Europa sumisa a los caprichos de Trump y a sus negocios con Putin y Netanyahu o una Europa unida y autónoma que proteja nuestra economía, nuestro estado del bienestar y los principios democráticos?
Tiemblo sospechando la respuesta y más tras la sólida oratoria de Abascal que afirma, sin sonrojarse, que si imponen aranceles a los productos españoles la culpa será del malvado Pedro Sánchez que le cae mal a Trump. Ni mu ha dicho de la supresión del español en la administración americana. En la cumbre se habló mucho de la Reconquista y del glorioso imperio español. Temo que Abascal quiera llevarnos a los tiempos de los Reyes Católicos o de Felipe II cuando en el Imperio no se ponía el sol pero la gente se moría de hambre por la miseria reinante. El Nuevo Orden de Trump es el del poder autoritario de una plutocracia, guiada por Elon Musk, que busca hacer más ricos a los superricos. Yo como española prefiero vivir en esta España nuestra integrada en una Europa fuerte que no se pliegue a las órdenes de Trump con la inestimable ayuda de esos patriotas sumisos a los caprichos del nuevo emperador.