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Entre visillos

La verdad y el avión

Hay versos que rondan mi cabeza desde pequeña y, en ocasiones, acuden a mi mente sin saber por qué. Tras la muerte del papa Francisco y del expresidente de Uruguay versos de Lope de Vega me llegaron sin llamarlos: «Dijeron que antiguamente/se fue la verdad al cielo;/tal la pusieron los hombres/que desde entonces no ha vuelto». Intuyo que en la vida vagamos por el mundo en busca de la verdad y dudo si llegamos al final habiéndola encontrado. De justicia es, y así lo habrá escrito la prensa celestial, que san Pedro debió salir al encuentro de Francisco y que ambos se abrazaron. Me cuentan que a recibir a Mújica acudió Francisco. Los imagino sentados a ambos sobre una nube, un cirro largo de esos que tranquilizan cuando se dibujan en el cielo. Con sus pies colgando y contemplando este mundo cada día más aterrador ellos charlan en paz y serenidad de sus cosas:

–Oye, Pepe, ¿encontraste la verdad?

–No lo sé, Francisco, pero la busqué siempre y eso me ayudó en el camino.

Miran a la tierra y ven que todo tiende a empeorar. Egoísmo, odio, maldad y crueldad cotizan al alza como si el progreso estuviera reñido con la bondad, la justicia, la compasión o la fraternidad. Cuando Francisco partió la puerta de su pontificado se cerró y se abrió la puerta de la incertidumbre entre quienes no se sabe si buscan la verdad o el poder con la ayuda de la religión. El caso es que el cónclave ha elegido al cardenal americano Robert Prevost para guiar una Iglesia dividida en tiempos convulsos. Está claro que León XIV, un misionero que ha convivido con los más pobres, calce zapatos rojos o blancos va a ser una piedra en el zapato imperial de Donald Trump. Ya las fuerzas de la ultraderecha mundial han comenzado a desacreditar al nuevo Papa. Steve Bannon, el primer ideólogo de Trump y del movimiento MAGA, ha deslegitimado su elección asegurando que está más trucada que las elecciones que le robó Biden a Trump. Según Bannon la Iglesia camina hacia un cisma. Quizá este oscuro personaje desea que Trump sea el nuevo Enrique VIII de Inglaterra que creó su propia iglesia para que sirviera a sus intereses y quizá por eso Trump se disfrazó de papa para advertir que él no perdona la crítica.

De momento, Trump está como emperador con zapatos nuevos con el avión de lujo extremo, un palacio volador, que le ha regalado Qatar para asombro de todos los muertos de hambre que somos el resto de los mortales. Todo es tan inmoral y desorbitado que asusta la tranquilidad con la que normalizamos tanto exceso. Vienen a cuento hoy esas palabras de Pepe Mújica: «A los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política; son un peligro». Pues sí, Pepe. Regreso con tristeza a Lope de Vega: «No puede durar el mundo,/porque dicen, y lo creo,/que suena a vidrio quebrado/y que ha de romperse presto».

María Antonia San Felipe

Sobre el autor

Funcionaria. Aficionada a la escritura que en otra vida fue política. "Entre visillos" es un homenaje a Carmen Martín Gaite con esa novela ganó el Premio Nadal en 1957, el año en que yo nací.


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