Como dijo Antonio Machado en su Juan de Mairena, “estamos abocados a una catástrofe moral de proporciones gigantescas, en la cual sólo queden en pie las virtudes cínicas”. En este país, el cinismo de los creadores de opinión y de los salvapatrias no tiene límites. En España pasan cosas sorprendentes ya sea Carnaval o Cuaresma, los titiriteros sobreviven pero los títeres de los poderosos se forran a nuestra costa y se ríen en nuestra cara. No es que me enfade, es que veo la realidad y no puedo sino sorprenderme. Veamos:
-El 28 de diciembre del año 2012, la prensa contaba como el promotor de la fiesta de Halloween en el Madrid Arena, Miguel Ángel Flores, era puesto en libertad tras pasar veinticuatro horas detenido y abonar una fianza. Los hechos por los que ahora está siendo juzgado concluyeron con la muerte de María Teresa Alonso, Rocío Oña, Cristina Arce, Katia Esteban y Belén Langdon. Sin contar, la angustia y el pánico de miles de personas. En el suceso están implicados responsables políticos del ayuntamiento de Madrid de Ana Botella sin que nadie haya sido molestado ni se haya producido ningún escándalo mediático.
-Estos días se ha iniciado el juicio contra ocho sindicalistas de la empresa aeronáutica Airbus para los que la Fiscalía pide en total 66 años de cárcel por los incidentes ocurridos en Getafe durante la huelga general de septiembre de 2010, contra la reforma laboral. Una forma eficaz de criminalizar al movimiento obrero y de limitar el derecho de huelga.
-Federico Jiménez Losantos, ese periodista que reparte carnets de buenos y malos españoles, hace unos días para manifestar su animadversión a los diputados de Podemos, elegidos tan democráticamente como el resto, se permitió la siguiente galanura: “Veo a Errejón, Bescansa y Maestre y si llevo la ‘lupara’ (escopeta recortada) les disparo, menos mal que no la llevo”. Ningún fiscal en ejercicio de ningún juzgado español ha abierto diligencias por hacer una llamada a la violencia contra los representantes del pueblo español. Algunos hasta le han reído la ocurrencia que transita por los territorios del odio y del mal gusto.
-Tras pasar cinco días en prisión los dos titiriteros, que representaron en el madrileño barrio de Tetuán la función La Bruja y Don Cristóbal, han sido puestos en libertad. Se les acusa de “fomentar el odio” y de “promover la violencia”, tras haber exhibido el cartel de “Gora ALKA-ETA”. El juez les ha impuesto comparecencias diarias en el juzgado, algo que no se hizo ni con Bárcenas ni con Pujol, ni con el empresario del Madrid-Arena. Asimismo les ha sido incautado todo el material del teatro de guiñol, por si las marionetas se deciden a hablar por sí solas, imagino. En fin, que los dos titiriteros hicieron una obra de ficción inadecuada e incomprensible para el público infantil es evidente pero, todo indica, que cuando queremos nos rasgamos las vestiduras con una hipocresía sin límites.
-Concluiré con la guinda del espectáculo. El ministro del Interior, el inefable Jorge Fernández Díaz ha querido actuar como titiritero de los poderes fácticos y ha declarado, sin pestañear, que “ETA espera ‘como agua de mayo’ un Gobierno PSOE-Podemos”. Ya ven ustedes, si no gobierna el PP a lo mejor nos gobierna la ETA. No es posible más desmesura ni más mala leche. O el PP o la hecatombe nacional, cómo si no viviéramos ya en ella.
Yo crecí viendo las marionetas de maese Villarejo, reí, lloré, me asusté y disfruté con Gorgorito y la bruja Ciriaca y nunca creí que los estacazos que recibía la bruja fueran reales ni el niño tan inocente. Tengo la impresión de que en este país de chirigotas hemos perdido la brújula, puede que haya sido vendida a cambio de una jugosa comisión, pero lo cierto es que vivimos una gran mentira envuelta en un cinismo ilimitado.