Yo de mayor quiero ser senadora. Me vale también diputada del Congreso, pero me tira más la Cámara Alta, por aquello de la defensa de la territorialidad y todo eso, ya saben ustedes…
¡Y un carajo! Es todo por la pasta. A 154 boniatos al día me saldría la jornada laboral. Que es lo que han estado cobrando los senadores riojanos desde abril, y eso que nuestros insignes representantes no le han dado un palo al agua desde aquellas elecciones generales. Rectifico, un palo sí: un único pleno que se ha celebrado en el Senado en cinco meses. Y tres cuartos en el Congreso.
La cúspide del cinismo se roza al conocer que ninguno de los políticos riojanos en Madrid renunciará a la indemnización (de más de siete mil euros ¡por cinco meses!) por cesar en sus puestos dada la nueva convocatoria electoral del 10N. Esos que claman por la defensa de sus votantes, por que nadie nos pisotee, por que accedamos a un trabajo estable y una remuneración digna, han de dar ejemplo (pensarán ellos), así que no se sienten con arrestos suficientes para rechazar tan abultado finiquito. Por justicia social, creerán ellos. Porque si ellos se mantienen firmes en la defensa de los derechos laborales y no claudican, los demás ‘currelas’ tendremos menos posibilidades de perder nuestra protección social.
Ya les digo yo que son todo pamplinas. Ellos miran única y exclusivamente (para su vergüenza) por su bolsillo. Porque si realmente tuvieran en la más mínima estima a quien les respaldamos en sus puestos, hace mucho tiempo que habrían contribuido a formar gobierno y estarían generando soluciones y no problemas. Así que, ¿qué quieren que les diga? Pues eso, que yo quiero ser senadora.