Vaya manía le ha entrado a todo el mundo con que se forme gobierno en España cuanto antes. Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias andan todos afanados en lanzarse ocurrentes pullas veraniegas mientras otros les afean que no se pongan de acuerdo. Vale, me incluyo yo también… hasta ahora, que me desdigo.
Me he percatado de que no estamos tan mal. Que no haya gobierno desde hace ya ¡diez! meses (cuando se disolvieron las Cortes allá por octubre) no está tan mal. Ni mucho menos.
Empiezo a creer que el desgobierno no es tan perjudicial como nos hicieron pensar en un principio; es decir, que la inestabilidad política tan mala, tan mala, no es. Resulta que si las cosas no se tuercen, España batirá este 2016 su récord de visitantes extranjeros, con una proyección estimada de ¡74 millones de turistas! Y eso, sin ministro de Turismo.
Además, España mantiene un excelente ritmo en las exportaciones comerciales, de hasta 128.000 millones de euros. Los datos sobre el crecimiento económico sorprenden al más optimista de los analistas, pues avanzan que España, sin gobierno, crecerá al menos un 3,1% en este ejercicio, datos que no alcanza ni la Alemania de Merkel… Y eso, sin ministro de Economía.
Crece el consumo, aumenta el crédito… y cae el desempleo. Situado en cifras aún desoladoras, se percibe cierta mejoría. Y eso, sin ministra de Trabajo.
Es más, hasta el deporte español mejora su rendimiento con 17 esplendorosas medallas olímpicas en Río de Janeiro, registro sólo superado por el inalcalzable dato de Barcelona ‘92. Y eso, sin ministro de Deporte.
A ver si resulta que nos va a ir mejor sin gobierno que con él. Dudas me surgen.