Señores y señoras, vayan preparándose. El proceso ya ha dado el pistoletazo de salida. Ya pueden empezar con la lista. ¿Que no saben a cuál me refiero? Sí, hombre, sí. La lista de las promesas incumplidas, esa que toca ahora y que se parece tanto a la que lanzan todos los veranos los diarios deportivos (ya saben cuáles son, que no estamos para hacer publicidad gratuita) sobre los futuribles fichajes del Madrid y del Barça. Y que luego no aciertan nunca. Pues ahora igual.
Ya ha empezado pese a que la campaña aún está por iniciarse. Ahora llegan las propuestas (seguramente incumplidas, ya lo comprobaremos) de los dos candidatos. Veremos si cuando llegue uno de ellos al poder hay bemoles suficientes para llevar a cabo todo lo que prometen. O al menos, la mitad. O algo.
Resulta que ahora oimos que Rubalcaba quiere adelgazar la Administración pública y subir (aún más) los impuestos del alcohol y el tabaco, premiar a los emprendedores y no fulminar el Estado del bienestar (que se lo diga a los millones de parados que hay gracias al gobierno del que ÉL ha formado parte).
Por su parte, Rajoy, en un ejercicio de galleguismo extremo (no se me enfaden los paisanos del candidato), no ha soltado prenda de nada. Sólo dice que cuando (si) llegue, verá y decidirá. Uno de los pocos globos-sonda que ha soltado es el de la cadena perpetua revisable para los delitos más graves. No sé yo si tendrá los arrojos necesarios para ponerla en marcha.
Mientras aguantan la tormenta de propuestas, yo les conmino a que recojan todos esos guantes que lanzan los dos ‘presidenciables’. Para que en cuatro años se los puedan devolver. Quizás alguno en forma de bofetada.