En la niñez siempre me atrajeron los relatos en donde ellas aparecían. Con su belleza y sus dulces voces atraían a los marineros hacía los acantilados. Hace tres años, unas imágenes impactaron al mundo por la presunta aparición de una sirena en Australia. Uno dejó hace tiempo de ser aparentemente un niño. Ahora, como el resto de humanos españoles, estamos de suerte. Las tenemos muy cerca. No nadan en aguas saladas. No tienen aletas. Son de carne y hueso. No nos arrastran a la muerte. Nos llevan al cielo.
Son buenas, muy buenas. Tienen ángel. Mireia, Melanie, Ona, Marga, Laura Ester, Pilar, Patricia, Anni, Marta, Andrea, Laura, Lorena, Mari Carmen, Ona, Matilde, Jennifer, Roser, Clara, Cristina, Thais, Alba, Paula y Meritxel. Son nuestras 23 sirenas. Hay algunas más: Merche, Judith, Marina…. Cuando toca ser sensuales lo son. Cuando deben dar el do de pecho, sacan las pinturas y se muestran guerreras. 11 medallas han conquistado para la natación española en los Mundiales de Barcelona. Otra vez hemos caído rendidos a sus encantos. Perdonadnos por sólo acordarnos de vosotras cuando vienen bien dadas. Es la gran asignatura pendiente del periodismo deportivo de estas latitudes: daros más espacio a lo largo del resto del año.
Las chicas vienen con fuerza. Ya en Londres 2012 dejaron bien claro que son ellas las que llevan los pantalones. De las 17 medallas logradas, 11 fueron de género femenino. En Barcelona, los chicos han defraudado. Están haciendo agua. Quedan dos jornadas para salvar el orgullo masculino. Otra vez, Mireia y el equipo de waterpolo dieron la cara. A ellas se han unido nuevos rostros. Melanie Costa pudo quitarse el mal sabor de boca en la cita olímpica y se convirtió con permiso de Nina Zhivanevskaya, en la primera española en colgarse un metal en un Mundial. La rusa, nacionalizada española, logró el oro en Barcelona 2003. Un día después, Mireia Belmonte se llevó un bronce.
Melanie no ha vivido un camino de rosas. Tuvo que irse a EE.UU. En la Universidad de Florida Madrugón a las 06.00 horas. Primero, a correr al son de las canciones de los marines. Luego, sesiones interminables de series de fondo en la piscina. Y a la hora de competir, un sinfín de pruebas largas. Allí, la enseñaron a sufrir. Tan extasiada acabó que tuvo que regresar a casa. En el CAR, muchas horas en el gimnasio y dominio de su cuerpo en el agua: control de fuerzas y cabeza, mucha cabeza en el desarrollo de una carrera. Conjugación a la perfección del espacio y el tiempo. En Barcelona se vio. Nos enseñó su potencial. Plata en los 400 metros libres. Un gran complemento para la otra sirena cuyo nombre empieza por M: Mireia. La catalana nos puso otra vez mariposas en el estómago. Justo un año después habló en plata como en la final de los 200 metros de esa especialidad de Londres, pero rebajando su marca en cuatro décimas y estableciendo un nuevo récord de España y muy cerquita de hacer lo propio con el de Europa. Tres días antes, ligó bronce en los 200 metros libres. Nos tiene conquistados a todos. Y aún le quedan dos pruebas más.
También todos los ojos estaban puestos en ellas. La marcha de Gemma Mengual y Andrea Fuentes había puesto el listón muy alto y la incógnita en la sincronizada. Esther Jaumà, nueva capitana, tras la polémica salida de Anna Tarrés, trajo un nuevo libro de estilo y una remodelación en el equipo. Ona Carbonell se ha convertido en la nueva musa. En Barcelona lo dejó patente. Ella y las otras sirenas de la ‘sincro’ ganaron siete medallas: tres de plata y cuatro de bronce. Deslumbraron con su simpatía, coreografía y diseño de bañadores. Uno de ellos con cristales de Swarovski. Hay vida y talento después de la Tarrés, la Mengual y la Fuentes.
Como la sigue habiendo en el waterpolo femenino. ‘Las guerreras’ ya presentaron sus credenciales en Londres 2012 con la plata como botín. Esta noche la tienen ya segura, pero frente a Australia pueden lucir el oro en sus cuellos. Épica la semifinal ante Hungría. A estas chicas les va la marcha. Perdían por tres tantos a falta de 3 minutos y 14 segundos (9-12). En ese periodo de tiempo volvió a salir el carácter, espíritu y gen ganador de un equipo de leyenda. En la piscina Picornell pasó un maremoto español. Las húngaras se vieron desbordadas e hicieron agua en ataque y en defensa. Esta noche, a por las australianas. Sirenas contra canguros. Con sensualidad, pero sobre todo, poneos las pinturas, sacad las uñas. Sed nuestras chicas guerreras. Como a vosotras, nos va la marcha.