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Normalmente, el que paga es el que pone las condiciones. Para eso es el que suelta la millonada. Eso no ocurre con el Tottenham. Florentino Pérez pone la pasta y Daniel Levy marca los plazos. El presidente de los ‘spurs’ ya se lo hizo a su colega madridista el pasado verano con Luka Modric, cuyo fichaje no vio la luz hasta el 31 de agosto. Con Bale, más de lo mismo. Desde hace una semana se habla de un acuerdo a falta del típico fleco. En este caso, el club londinense pidió tiempo para cerrar una par de operaciones. Una, la de Lamela. En el Tottenham no querían dar pistas a la Roma de que tiene dinero para llenar dos cajas fuertes por lo que tiene previsto recaudar por Bale, y así poder fichar al argentino por un precio que no fuera desorbitado. Al final, 30 millones, más cinco por objetivos. La caballerosidad merengue no es entendible. Ha echado piedras sobre su propio tejado. El galés debería haber llegado hace tiempo a Chamartín. Sobre todo, para ponerse a trabajar con sus nuevo técnico y compañeros.
El tiempo se le ha echado al Madrid. Bale llegará, pero tarde, muy tarde. Con la temporada ya iniciada. Sin jugar, sin haberse entrenado en casi todo el verano por su misteriosa lesión, sus desplantes y ataques de rebeldía al Tottenham, los días libres que le concedió Villas Boas o se tomó él. Vamos, que llegará al Madrid pletórico. Encima, la semana de parón ha sido convocado por su selección para los dos compromisos del Mundial de Brasil. Ancelotti le tendrá que ponerle una pretemporada express. ¿Cuánto tiempo necesitará Gareth para verle en su mejor versión? Inaudito. El Madrid acabará pagando una talegada por él y su incorporación a la causa blanca se habrá retrasado muchísimo más de la cuenta. Por el fleco de darle tiempo al cuadro londinense para fichar. Y eso que en el guión de la negociación estaba escrito que FP iba a poner toda la pasta en el asador. El Madrid ha bailado al ritmo del Tottenham, Como ridículo fue forzar la maquinaria con la venta anticipada de la camiseta del galés, así como los preparativos de la parafernalia de su presentación en el palco del Bernabéu.
El Barça no parece el Barça. Los azulgranas se llevaron el primer trofeo del curso de manera ramplona. Los de ‘Tata’ Martino apenas crearon ocasiones al Atlético a doble partido. El Madrid les hizo sufrir de lo lindo en la final de Copa. Un Barça, sin chispa, abusó del pelotazo. ¿Dónde está el fútbol de salón? Xavi y Cesc no dieron ningún pase marca de la casa durante los 90 minutos del Camp Nou. La salida del suplente Iniesta-lleva ya un par- sacó de la vulgaridad a un equipo desconocido. El 7-0 al Levante, todo un espejismo. De momento, el Barça no enamora.
Víctor Valdés evidenció su buen estado de forma con dos intervenciones salvadoras ante el Atlético. El azulgrana es el otro grano que le ha salido a Casillas, pero en versión de La Roja. El debate del madridista se centra ahora en que si debe salir o no del Madrid. Es hora de que salga a la palestra, hable claro y deje de alimentar tanto comentario de porteras. Nunca mejor dicho.