El Cholo no se inmuta y sigue fiel a su guión. Los ocho triunfos consecutivos ligueros y el coliderato con el Barça no le invitan a venirse arriba, crecerse y soltar la frasecita que todos andamos esperando que salga de su boca: “Vamos a por la Liga” o para suavizarla y ser algo más light: “Somos candidatos”. En el Calderón no dan opción a hinchar el globo. Es cuestión de ADN. El fantasma del ‘Pupas’ es alargado. No sabemos si llegado el momento se quedará definitivamente en el solar del Manzanares o se mudará a La Peineta. Ya son 40 años soportando una leyenda negra. Todos los equipos han sido ‘pupas’ alguna vez en su existencia: Brasil., con su ‘Maracanazo’ en 1950; el Real Madrid de las cinco finales perdidas en 1983 o la noche fatídica del Barça en mayo de 1986 cuando cayó en la tanda de penaltis contra el Steaua y perdió una Copa de Europa con todo a su favor en el Sánchez Pizjuán. Un victimismo que no conduce a nada por el Paseo de los Melancólicos. Algo que suena a ‘retro’. Es hora de quitarse complejos y decir las cosas por su nombre: “Al pan, pan y al vino, vino”.
Pero el argentino prefiere la táctica de la hormiguita y para nada ‘hacer las cuentas de la lechera’ e ir renglón a renglón. Practicidad lo llaman muchos. En tiempos de que se presume de algo a las primeras de cambio, choca ese toque de modestia. Puestos en el caso, aplaudo y me identifico con lo segundo. Simeone es enemigo de que la euforia se desate entre los suyos. Por eso, en momentos puntuales no ha dudado en bajarles de la nube tras la consecución de un título o una victoria sonada. Es su forma de vivir el fútbol. Por eso, no quiere distracciones ni titulares llamativos en relación a la opción de poder ganar la Liga. Simeone no quiere que se propague ningún fuego o y saca la manguera para cortar de raíz los efectos secundarios que podría traer un desencanto y así envitar un incendio.
Sí, el Atlético está dando muestras que puede pelear a pecho descubierto por el título. Tiene un proyecto, filosofía y equipo. En mayo sabremos su calificación. Si el invento le funciona al argentino, ¿para qué meter una presión añadida a los suyos? Como buen general, aparte de tener bien amaestrada y preparada a su tropa, le gusta jugar con el factor sorpresa y esperar bien pertrechado en la retaguardia el momento de gloria, y que sean otros, o sea, Barcelona y Real Madrid, los que soporten anteriormente los focos, el protagonismo y el desgaste. El Cholo no huye del combate y del cuerpo a cuerpo en el césped, pero lejos de él, prefiere evitar una guerra psicológica o propagandística.
Por eso, El Cholo ha patentado el “partido a partido”. Lo dice de manera machacona, mecánica o por activa y por pasiva. De momento, no se le ha cogido desprevenido ni en un renuncio. Sabe jugar sus cartas, mover sus peones, utilizar sus armas y elegir discurso. Dentro y fuera del verde. Una declaración de intenciones, reducida en esa minúscula frase, que ha sentado escuela en el vestuario. Por la boquita de todos los jugadores colchoneros se escucha cuando sale el tema de marras a colación. El Cholo, aparte de entrenador y psicólogo, también ejerce de exorcista. Se mete en el cuerpo y mente de sus jugadores.
Tres palabras que ya tienen un hueco de honor en la enciclopedia del libro del fútbol. Una construcción sin artículo ni verbo, pero con enjundia y sentido. Puede sonar a eslogan por su claro y directo mensaje. Como la de hace 35 años que acuñó Vujadin Boskov, y que improvisó sobre la marcha al no defenderse aún con solvencia con la lengua de Cervantes, en el Zaragoza, y posteriormente, en el Real Madrid. Su famosísima: “Fútbol es fútbol”, decía el técnico yugoslavo dando su peculiar explicación tras un encuentro o sobre alguna circunstancia relativa al deporte de la redonda.
Como Boskov, Simeone basa su éxito en la fortaleza defensiva como principal piedra en su libro de estilo. Luego, la pegada de sus jugones. También, la motivación. Dos técnicos capaces de convencer al más pintado de sus plantillas de lo que pueden ser capaces de hacer en un momento dado. En el del Atlético, instalados en la cima del campeonato, no sienten vértigo y se ven con hechuras para hacer algo sonado, pero no lo van a decir públicamente. Simeone, como cual ‘Pepito Grillo’, les recuerda la repetitiva frase: “Partido a partido”. No sabemos si al argentino le costara conciliar el sueño, pero puestos, nos le imaginamos contando los encuentros que quedan para acabar la Liga en vez de enumerar borreguitos. ¿Llegará a los 38 partidos de Liga antes de estar entre los brazos de Morfeo? ¿Lo hará el Atlético como líder? Aún quedan 30 partidos y 233 noches. Nos toca entonces esperar, pero ya saben: “partido a partido”. O si tiramos de publicidad, otro clásico: “tacita a tacita”.