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La mano de Dios es la de Rafa Nadal

A muchos les chirria, les patina, les molesta verle levantar su puño, tirarse a la tierra, hierba  cemento o donde sea o morder el trofeo recién conquistado. Nadie se la ha regalado la victoria. La pelea y lucha con su talento, tenacidad y naturalidad.  Cuando se mide a Federer, Djokovic, Murray, o cualquier otro tenista, las fobias le aparecen a más de uno y sus ‘antis’ salen como setas. Prefieren verle perder. Inaudito. ¡Si es uno de los nuestros! Todo por ser seguidor de un equipo en concreto. La mente humana no se pone límites. Etiquetar en su faceta a un deportista, actor, cantante, escritor entra dentro de los parámetros, pero repudiarlo y desearle que no triunfe por tener una afinidad a unos colores no me entra en la cabeza. Me quedo con el talento del personaje en cuestión sin mirarle su DNI, su afiliación política o su condición de socio o simpatizante de un equipo. Lo otro lo veo absurdo, arcaico y desfasado.

No le nombrado, pero me refiero a Rafa Nadal, ¿quién si no?. No me escondo y lo digo públicamente. En tertulias con colegas, hermanos o amigos le he enterrado en un par de ocasiones. Sí, lo reconozco. Tras sus episodios con las lesiones, pensé y dije que Rafa ya no volvería a ser el mismo y le veía fuera del circuito en un espacio corto de tiempo. Como profeta no tengo futuro. Por eso tampoco juego a la quiniela. Rafa, con su constancia, fe y trabajo resurgió y nos ha dado a todos una lección. Unas cuantas veces. Esta semana, otra vez. En este tiempo de crisis, este chaval, nos está dando a todos un master, aparte de tenis, de superación. “Si queremos y creemos por algo no hay obstáculo que se nos resista para lograrlo” podría ser su máxima. A la inmensa mayoría nos devolvió la alegría en la cara. A unos pocos, el rictus desencajado, y a otro, con cara de tonto: Djokovic. Al quitarle ‘el número 1’.

Saco a colación a Rafa Nadal por su tenacidad. Una vez más la ha vuelto a demostrar. Y nuevamente, su humildad y naturalidad a flor de piel. Ayer vi la portada de un diario deportivo, muy querido por mí, con una foto impactante de su mano izquierda en carne viva. Otra chinira en su carrera. Da igual. Él, en la pista, lo da todo. Otra prueba superada. Pese a ello, ya está en la final del Open de Australia. Lo grandioso del tema es que él se quita méritos y resta importancia al asunto.  Y para zanjar el tema dio una palmada. Otro en su lugar no habría tenido ‘abuela’ y se hubiera hecho un homenaje  con frases grandilocuentes.

Viendo la foto de su mano dolorida me acordé instintivamente de Maradona. De su gol en el Mundial de México 86 ante  Inglaterra. ‘La mano de Dios’ se dijo hasta la saciedad. Un calificativo llamativo que dio micho juego al periodismo. Si se analiza fríamente, una acción de tramposo. Eso de que el fútbol es de pillos, de listos es una patraña, una milonga, nunca mejor dcho. Es un canto a la pereza.  A los jóvenes hay que enseñarles que lo que consigan sea a base del trabajo, constancia y talento. Para nada, con la ley del mínimo esfuerzo, de la mentira o del engaño. El manacorí  ha dado muestras de su fortaleza. Una vez más. No ha importado que tuviera ampollas en una mano. Todo un gran hándicap para agarrar la raqueta, pero con sufrimiento y su tenacidad innata ha sabido sobreponerse a las circunstancias para seguir dando su mejor versión en Australia. Nos ha regalado reveses, ‘aces’, ‘drives’,’flats’, ‘lobs’, ‘passings’. Ha seguido ganando. Pero sobre todo, nos ha una nueva lección. No sé si Nadal ganará a Wawrinka en la final (hasta el momento le ha batido en las 12 veces que se han enfrentado y habiendo ganado todos los sets). Tampoco sé si acabará como ‘número 1’ en 2014. No me atrevo a predecir nada con alguien que se llama Rafa y se apellida Nadal. Ojalá que siga levantando el puño, tirarse a la pista en todas sus superficies y que siga mordiendo el trofeo de rigor. Se lo merece. Por ser como es. Un ejemplo para todos.

Rafa Nadal representa  el modelo del deportista. La de una persona enamorada de su profesión, que se entrega en cuerpo y alma. Y encima, es un tío la mar de normal. No se lo tiene creído ni presume ni se regodea por sus éxitos. Emulando a Jesús Gil al dirigirse a Paulo Futre tras una victoria copera del Atlético ante el Barcelona en las semifinales de la Copa del 91: “Si los tíos me fueran, Rafa Nadal sería mi novio”.

Vamos. Si hay otra mano en el deporte no es la de Maradona… es la de Rafa Nadal. ¡Ah! Y si yo dibujase bien, algo que desgraciadamente no hago, me pondría a pintar un fresco para cualquiera de las iglesias de Manacor. En mi pintura plasmaría esa mano erguida con una raqueta.  Para dedicársela al mejor deportista español de todos los tiempos. Para que pasase a la posteridad y las futuras generaciones le tengan en su santoral como ejemplo y modelo de superación. Sin importar que sintiese unos colores. Eso es algo anecdótico. Creo que se le puede perdonar.   

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