Nadie esperaba el 1-7 con el que Alemania castigó a Brasil en la semifinal del Mundial en la derrota más humillante de la historia del pentacampeón. Bueno, alguno sí que lo esperaba… y apostó por ello. Es más, no sólo confiaba en la paliza de los de Löw, sino que también tenía claro que Khedira, un hombre poco dado a lindezas ofensivas, iba a lograr uno de los goles.
20 dólares se jugó este visionario apostante a una combinación que rozaba lo ridículo. Pero, en apenas 90 minutos, lo que parecía la jugada de un iluso se convirtió en una jugada maestra. Ese puñado de dólares se transformó en 46.380 y convirtió en millonario (son 34.034,97 y 5.662.943 de las antiguas pesetas) a aquel que todos consideraban un insensato.