Robar está mal… pero intimidar a un menor para que te de la paga está, incluso, peor visto. Es lo que sucedió en Santo Domingo de la Calzada hace más de tres años, tiempo que ha necesitado la justicia para dictar sentencia, y es lo que ha reconocido el ya condenado, que aceptó ser condenado a un año de prisión.
¿Y los hechos? Pues se lo pueden imaginar. Es la historia del pez chico y el pez grande; la historia del abuso del mayor sobre el menor. Pasaban 5 minutos de la medianoche del 3 de julio del 2011 cuando la víctima se encontraba en la calle Rodolfo Varona de Santo Domingo. Lo vio el condenado (que estaba junto a otra persona) y debió pensar algo así como ‘ya se quién me va subvencionar la noche’.
El caso es que se acercó al menor, le arrinconó y le dijo que le contaba hasta tres para que le diera el dinero que llevaba encima. Uno. Dos. Tres. El menor, asustado, le dijo que no llevaba nada, pero decidió sincerarse con el agresor cuando vio que comenzaba a ponerse nervioso. Sacó los 10 euros que llevaba encima y se los entregó para evitar males mayores.
Esos diez euros se han convertido para I.J.C. en un proceso penal en el que ha acabado con una condena de un año de prisión por robo con intimidación, la obligación de devolver a la víctima los 10 euros y hacer frente al pago de las costas. Es decir, ligeramente superior al irrisorio botín.