Las cuestiones de tráfico abundan en los juzgados. Tanto en la pila de casos pendientes como en la de sentencias emitidas. Los hay de todo tipo y condición. Las más, las peligrosas mezclas alcohol-volante o droga-volante… o el mortífero trío alcohol-droga-volante. Las menos, aquellas en las que la parte afectada son los herederos de la víctima… Luego están los atropellos. Este mes ha llegado a los juzgados riojanos un atropello con bicicleta en Logroño y este martes 20 de mayo se juzga otro atropello, que responde al patrón más clásico: coche-peatón.
El 28 de enero del 2011 un vehículo marca Hyundai circulaba por la calle Duques de Nájera. Llegó hasta el cruce de la calle Vara de Rey y giró a la derecha, hacia el paso de peatones que, con un semáforo de por medio, permite al viandante cruzar de los pares a los impares de Vara de Rey. El semáforo estaba en ámbar para el conductor del Hyundai (L.M.M.) pero no debió ver ni la luz anaranjada ni, sobre todo, al matrimonio septuagenario que en ese momento cruzaba correctamente la carretera.
Los arrolló. El golpe fue fuerte. Tanto como para que la mujer tardara en curar sus lesiones 55 días; en el caso del hombre fue algo más larga: 163 días. Los dos con secuelas; los dos con otros gastos adicionales, recuerda el fiscal: 4,20 euros por el paraguas de ella; 95 por la limpieza de su abrigo y 19,91 euros por un taxi que tuvo que solicitar. El sólo perdió los guantes (39 euros) y se debió manchar algo menos el abrigo (13,50 euros).
Un atropello de esas dimensiones es un delito de lesiones imprudentes, dice el Ministerio Fiscal, merecedor de una pena de prisión de 3 meses y la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante un año.
Todo, eso sí, presuntamente y según explica el fiscal en su escrito de acusación…