Ser funcionario de prisiones no debe ser un trabajo sencillo. Y menos cuando te toca abrir una celda y tratar de mediar entre dos reclusos que han pensado que la mejor manera de decidir cual de los dos se queda con la litera de arriba es hacerlo a base de puñetazos. La escena puede ser sacada de cualquier película de serie B (en el mejor de los casos y si no es aún peor) norteamericana… pero, sin ser un plato diario, también ocurre en el centro penitenciario de Logroño.
Aquella pelea tuvo lugar el 26 de junio del 2011 y el peor parado no fue ninguno de los dos interesados en la litera de arriba (que siempre es la deseada dentro y fuera de prisión). El peor parado fue el funcionario que llegó a poner paz. Abrió la celda y el presidiario, asegura el fiscal, “con absoluto desprecio al principio de autoridad le propinó un fuerte empujón, revolviéndose y pegando un fuerte codazo cuando procedía a sujetarle para que cesara en su actitud”.
Consecuencia: el reo (A.M.), de 25 años de edad es, según el fiscal, autor de un delito de atentado a la autoridad y pide que prolongue su domiciliación en el centro penitenciario durante otros quince meses. El juicio, el 5 de mayo del 2014.
Todo, eso sí, presuntamente y según explica el fiscal en su escrito de acusación…
La foto es de Juan Marín