La piqueta se lleva otro edificio centenario de capital de la comunidad autónoma –y van…–, aunque en esta ocasión lo hace para dar vía libre al nuevo Palacio de Justicia, en la zona de Murrieta, del que Logroño está tan necesitado.
Aunque el antiguo Hospital Militar de Logroño fue inaugurado el 10 de abril de 1910, su aventura había comenzado dos décadas antes. Escribió quien fuera cronista oficial de la capital riojana, el añorado compañero Jerónimo Jiménez, que el conjunto de edificios que se levantó en la carretera de Burgos había sido proyectado en el año 1886, cuando el Ministerio de Defensa solicitó al Ayuntamiento de la ciudad los terrenos para levantar el mencionado hospital, una superficie total de 24.000 metros cuadrados, situada al suroeste del casco urbano. La primera piedra, sin embargo, no fue colocada por las autoridades hasta 1896 –¡diez años después!–, y el edificio no se construyó, equipó e inauguró hasta 1910. Y es que todo parece indicar que las 700.000 pesetas de las de entonces, que hacían falta para levantar edificio diseñado por el coronel de Ingenieros Manuel de las Rivas, fueron difíciles de reunir de una sola vez.
Explica el historiador Francisco Bermejo que «el Hospital Militar nació con una capacidad para 170 camas, extensible hasta 300, aunque en la apertura tan sólo se instalaron 80. Cada pabellón estaba destinado a una especialidad, siendo los más amplios los reservados a enfermedades eruptivas y tuberculosis. En cada una de las salas para enfermos –entonces los pacientes compartían pabellón– se habían asignado al menos 10 metros cuadrados por cama y 40 metros cúbicos por enfermo».
El complejo de edificios de la calle Murrieta funcionó durante 71 años con fines asistenciales.
En el año 1981, mediante cesión al Ministerio del Interior, se convirtió en la sede de la XI Zona de la Guardia Civil. Fueron los años del plomo, aquellos tiempos en los que la banda terrorista ETA asesinaba sin parar, y los agentes que actuaban en el País Vasco tenían su base de operaciones en Logroño. De hecho, el primer mando de la Benemérita designado para dirigir la citada zona fue el general Juan Atarés, asesinado por ETA en Pamplona el 24 de diciembre de 1985.
En noviembre del 2001, 27 años después de la llegada de la Guardia Civil, el cuartel cerraba sus puertas y la propiedad retornaba al Ministerio de Defensa.