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Marcelino Izquierdo

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El logroñés Pedro Albéniz, profesor de piano de Isabel II

 

Comienza el 8 de octubre el ciclo musical “Viva la Pepa. Músicas en torno a la Constitución”, que se celebrará los lunes 8, 15, 22 y 29 del presente mes en el Auditorio Municipal de Logroño. Organizado por Cultural Rioja, el interesantísimo ciclo ha sido coordinado por el musicólogo y compositor arnedano Tomás Garrido, un grande de la música española. El programa incluye temas de compositores del siglo XIX como Carnicer, Gomis, Moretti, Rücker, Aguado, Laporta, Ferandiere y Murguía, himnos como el de Riego, vinculado íntimamente a la Constitución de 1812, y música de compositores extranjeros de la época como Beethoven o Haydn. También se interpretarán partituras del compositor logroñés Pedro Albéniz, figura clave en la historia de la educación musical de nuestro país. pero, ¿quién era Pedro Albéniz?

Nacido en  Logroño en 1795, era hijo de Mateo Albéniz, también notable músico de origen vasco. Tras iniciar los estudios musicales con su padre, se trasladó a París, donde fue discípulo de eminentes maestros, y recibió consejos musicales de Rossini. De regreso a España, se instaló en la Corte de Fernando VII.

Pedro Albéniz no sólo fue profesor de piano de la futura reina Isabel II, sino también el músico más influyente en la Familia Real a mediados del siglo XIX. Era habitual verle en la corte, donde componía piezas para los denominados “Conciertos de familia”, en los que la entonces Infanta Isabel actuaba junto con su hermana, Luisa Fernanda, en el propio Palacio Real, obras que el músico logroñés solía dedicar a la reina María Cristina. Más de una vez tocó Pedro Albéniz el piano a cuatro manos con la que, años más tarde, se convertiría en la monarca “de los tristes destinos”.

Y es que la viuda de Fernando VII, como buena italiana, era una gran amante de la música. Fundó María Cristina el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid -que llevaba su nombre- a través de un Real Decreto de 15 de junio de 1830 como ya ocurría en otros países europeos como Francia e Italia. Hasta entonces se habían ocupado de este menester los maestros de capilla que prestaban sus servicios en las instituciones religiosas más importantes, sobre todo en las catedrales y también en las capillas reales, pero llegaban nuevos tiempos para la música de la mano del romanticismo y del avance liberal. La inauguración oficial del Real Conservatorio tuvo lugar el 6 de marzo de 1832 con la representación del melodrama lírico Los enredos de un curioso, libreto de Félix Castrillo y música de Ramón Carnicer, Baltasar Saldoni y Francisco Piermarini y el propio Pedro Albéniz.

Albéniz fue primer maestro de piano del Conservatorio madrileño y pionero en España en la introducción de novedosas técnicas musicales, aprendidas durante su estancia en París. Él impulsó el pianismo romántico, que se extendería por todo el país a partir de 1830, al tiempo que elaboró un novedoso método para su instrumento, publicado en 1840, que se convirtió en referente obligado de los estudiosos del piano. También fue vicepresidente primero del Liceo Artístico y Literario en 1838 y en 1841 la Academia Filarmónica de Madrid le nombró distinguido profesor, maestro de Música y socio de Honor de Madrid de dicha entidad. También fue caballero de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III y de la Orden Española de Isabel la Católica y secretario honorífico Isabel II.

Sus veladas músico-literarias junto a las plumas más brillantes del país, como el también riojano Manuel Bretón de los Herreros, eran célebres en Madrid. Fue considerado por ello un activo dinamizador de la vida cultural madrileña.

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Certezas, curiosidades y leyendas del pasado, de la mano de Marcelino Izquierdo

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