Investigador principal de Terrorismo Internacional del Real Instituto Elcano, el riojano Fernando Reinares Nestares es uno de mayores expertos en terrorismo islámico, no en vano fue asesor del Gobierno de España tras los atentados del 11-M. Pocos como él conocen lo que está ocurriendo en el conflicto de Mali y en el norte de África. De hecho, un informe suyo, de julio pasadlo, ya anticipaba que «la consolidación de un condominio yihadista en el que confluyen tres o cuatro entidades con variable pero común trayectoria terrorista, contra blancos occidentales en general y europeos en particular, supone un riesgo ineludible para algunos países de la UE. Incluyendo a España»
–¿Cómo se ha llegado a esta situación en un país como Mali, que era ejemplo de democracia africana?
–La desintegración del estado en Libia, tras la caída del régimen de Muamar el Gadafi, y la creciente pujanza del yihadismo en la zona del Sahel derivaron, hacia la pasada primavera, en un condominio islamista en el norte de Mali. Pese a las diferencias que tienen entre sí y a su tamaño relativamente reducido, Al-Qaida en el Magreb Islámico, Ansar al Din y el Movimiento por la Unicidad y la Yihad en África Occidental aprovecharon el golpe de Estado militar en Mali para someter a millones de personas en Tombuctú, Gao, Kidal y otras localidades, y controlar la región de los tuareg.
–¿Tiene algún paralelismo el foco terrorista que se está implantando en el Sahel y el Magreb con el yihadismo asiático?
–Efectivamente, muchos comparan lo que ocurre en Mali, Argelia o Mauritania con Afganistán o Somalia, pero yo veo más paralelismo con las zonas tribales al noroeste de Pakistán, donde también existen varios grupos integristas con intereses parecidos, que imponen su poder social en la región de acuerdo con las ideas del salafismo yihadista, que es una forma rigorista y fundamentalista de ver el Islam. Tanto en Pakistán como en el Sahel son frecuentes las amputaciones o la lapidación como formas de castigo.
Base terrorista hostil
–¿Cómo ve la intervención militar francesa en Mali, criticada incluso desde dentro de la UE? ¿Qué se está jugando allí?
–Lo que se está jugando es la existencia o no de un foco principal de amenaza terrorista a poco más de mil kilómetros de las fronteras de España y la UE; y, también, el futuro de millones de personas bajo el yugo yihadista. Además, conviene no olvidar que, cuando París decide intervenir, lo hace a petición del Gobierno de Bamako, no antes.
–¿Puede también Europa ser objetivo del terrorismo integrista que se está fraguando en Mali?
–Desde luego, supone un foco de amenaza para Europa Occidental y, en especial, para los tres países del arco mediterráneo: España, Francia e Italia. De hecho, Al-Qaida ha tomado la decisión de que sus atentados contra Europa tengan como base el norte de África, en vez de Pakistán, desde donde es más difícil.
–Pero, en principio, Francia parece estar en laprimera línea de fuego del yihadismo, sobre todo tras su intervención militar en Mali.
–Es cierto, pero España no debe minusvalorar la amenaza. Primero, porque ningún país de la UE tiene sus fronteras tan cerca de Argelia y de Mali. Segundo, porque desde que Al-Qaida se instaló en el Magreb, en el 2007, viene manejando una retórica muy hostil hacia España, con la reconquista de Al-Andalus y de Ceuta y Melilla. Esta retórica nos puede parecer anacrónica e inverosímil, pero para ellos es absolutamente real. Y, en tercer lugar, porque desde los años 90 se han detectado en nuestro país células terroristas que tienen conexión directa con el norte de África, sobre todo con Argelia.
–¿Le ha sorprendido la contundencia con la que Argelia ha finiquitado el secuestro de la planta de gas tomada por los yihadistas?
–Posiblemente, la acción terrorista contra In Amenas ya estaba planificada antes de la acción francesa en Mali. No obstante, hay que tener claro que las autoridades argelinas no negocian con terroristas bajo ningún pretexto; es la tesis viene defendiendo el presidente Bouteflika ante diferentes foros internacionales, incluso en el caso de secuestro de occidentales. Los países de la zona están muy molestos con la actitud europea, porque los rescates pagados por sus gobiernos han servido para financiar los movimientos terroristas que, a su vez, han vendido como éxitos, ante la población que controlan, los acuerdos bajo manga arrancados a las potencias de la UE.
De Pakistán a Argelia
–¿Pueden temer Europa o España algún atentado de gran calibre, como el del 11-M en Madrid o el 7-J en Londres, proveniente de estos grupos del norte de África?
–En una de las últimas cartas que Osama bin Laden escribió antes de ser abatido en Abbottabad ordenaba a Al-Qaida el traslado del centro de operaciones de Pakistán a Argelia, para planificar desde allí los atentados terroristas al otro lado del Mediterráneo. Por su parte, el sucesor de Bin Laden, Al-Zawahiri, sigue empeñado en atacar intereses europeos, pues estos atentados provocarían en la opinión pública un estado de ánimo opuesto a las intervenciones militares en los países controlados por los fundamentalistas.
–No obstante, desde el 11-M algo ha cambiado, ¿no?
–Desde luego. Las policías y los servicios de inteligencia de la Unión Europea han avanzado extraordinariamente en las tareas de prevención y lucha contra el terrorismo yihadista, a menudo en colaboración con otros países occidentales. De hecho, salvo en Francia con el caso de Mohamed Merah, la mayor parte de los intentos de grandes atentados han sido desbaratados con éxito en sus estadios iniciales de planificación. Desde el 11-M España ha dado pasos de gigante en la lucha contra el terrorismo internacional».
–¿Puede ocurrir que la crisis económica que sufren España y Europa haga bajar la guardia, vía presupuestos, en la lucha contra el terrorismo internacional?
–La renuencia de algunos países de la UE a alinearse con Francia en el conflicto de Mali viene, precisamente, de la crisis económica que adelgaza las cuentas de los gobiernos. Por otra parte, los malos resultados obtenidos en anteriores intervenciones militares, como en Afganistán o Irak, también han alimentado la desconfianza entre la ciudadanía en general. Pero Mali no tiene que ser como Afganistán. Aquí, de lo que se trata es de expulsar a los yihadistas y reforzar a las autoridades de Bamako para que retomen el control de su territorio y de una de las escasas democracias de la región.
Profesor en París, Oxford, Stanford, Pekín, Tel Aviv…
Fernando Reinares (Logroño, 1960) es catedrático de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rey Juan Carlos. Dirige el Seminario Permanente de Estudios sobre Terrorismo en la Fundación Ortega-Marañón y codirige el Máster online en Estudios sobre Terrorismo de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). En el 2011 fue public policy scholar en el Woodrow Wilson Center de Washington. A lo largo de su carrera ha impartido sus conocimientos en el Instituto de Estudios Políticos de París, en el St. Antony’s College de Oxford, en la Universidad de Stanford, en el Instituto Universitario Europeo de Florencia, en la Universidad de Pekín o en la de Tel Aviv. Ocupó una cátedra Jean Monnet y es director de la International Counter Terrorism Academic Community.